Edición

Borrar
Antonio 'El Salao', triste en su taller donde guardaba el trabajo de ocho años. :: MARÍA ZAFRA
Saquean al único luthier de la Costa de Granada
COSTA

Saquean al único luthier de la Costa de Granada

Los artistas sexitanos se unirán en un festival solidario para recaudar fondos con los que el artesano, que ha perdido el trabajo de ocho años, pueda volver a empezar El robo de sus instrumentos deja arruinado a Antonio 'El Salao' a sus 65 años

M. NAVARRETE

Miércoles, 5 de mayo 2010, 06:15

Robar guitarras y mandolinas en lugar de mangar carteras puede tener cierto halo romántico. Cualquiera diría que hay ladrones con sensibilidad artística. Sin embargo, la realidad demuestra que un robo de guitarras es una chorizada de una crueldad absoluta si se tiene en cuenta que esos instrumentos musicales eran el único plan de pensiones que tenía su creador, Antonio Mingorance 'El Salao', el único luthier de la Costa granadina. Unos ladrones asaltaron su taller hace unas semanas y se llevaron hasta 35 instrumentos fabricados de manera artesanal -entre ellos guitarras de palo santo valoradas en unos 2.000 euros- cuya fabricación requiere más de dos meses. A sus 65 años, Antonio ha perdido el trabajo de los últimos ocho años y ni siquiera tiene materiales para poder volver a levantar su negocio.

«Todavía hay noches que no puedo dormir. Puede sonar muy duro pero me siento como una madre que ha perdido a un hijo, me han dejado vacío», cuenta Antonio, apenado y con los ojos brillantes. 21 guitarras flamencas, una eléctrica, dos semi acústicas, tres mandolinas, tres laudes, un laud árabe, un basuqui griego, una guitarra de calabaza, dos banjos... Este es el botín que los ladrones se llevaron del taller que 'El Salao' tiene en El Majuelo y que, según sus cálculos, está valorado en más de 30.000 euros «tirando por lo bajo». Pero lo peor es que sin guitarras que vender, Antonio no puede seguir trabajando por el momento, ya que va comprando los nuevos materiales con el dinero que saca de las ventas. «Es que son muy caros, por ejemplo la madera de una guitarra de palo santo cuesta más de 500 euros», explica. Pero, por fortuna, Antonio tiene amigos que le van a ayudar a volver a empezar. El mundillo artístico del que siempre ha estado rodeado no va a dejarle tirado en estos durísimos momentos y ya han organizado un festival solidario, en el que actuarán todos de manera gratuita, para recaudar fondos para Antonio.

Desde que sabe lo del festival, Antonio ha vuelto a sonreír un poco, según cuenta Montse García, una de las promotoras. Pero aún así no deja de lamentar su mala suerte. «Justo el día del robo tenía que venir un cliente a por un encargo y me llamó que no podía. Si hubiera vendido esa guitarra, al menos tendría ese dinero para seguir». Pero tanto como el dinero y su futuro incierto, a Antonio le duele el valor sentimental de los instrumentos y no saber en qué manos acabarán. «Para mí no tenían precio, les pongo todo mi cariño. Se han llevado una bandurria que me había salido muy bien, sonaba a gloria, todo hecho con mis manos», afirma.

'El Salao' que además de guitarrero es guitarrista y toca en un restaurante que ofrece espectáculos flamencos ha tenido que pedir prestada una guitarra para poder actuar estas últimas semanas. Los bandidos que asaltaron su taller no tuvieron el detalle de dejarle ni un instrumento para que pudiera seguir ganándose la vida. Lo único que ha quedado en el taller son sus herramientas, las cinco guitarras que estaban sin terminar y unos cuantos céntimos que ni se pararon a recoger de un cajón. «El billete de 20 que había sí que se lo llevaron», puntualiza 'El Salao'. También se han quedado en el taller los instrumentos que tienen algún defecto, esos que Antonio jamás vende y deja colgados en su pared «para que me recuerden que hice algo mal».

Este luthier autodidacta -antes trabajó en una fábrica de aviones- aprendió el oficio copiando las propias guitarras que él tocaba. En los instrumentos ha encontrado su auténtica pasión y asegura que no se jubilará. «Ahora mismo no puedo seguir, pero Dios quiera que el festival salga bien y me den una ayuda. En cuanto pueda comprar maderas seguiré trabajando». Lo único bueno de esta desgracia personal para Antonio es que se ha dado cuenta de que la gente le quiere incluso más de lo que él creía. «Con este palo he aprendido que más vale tener amigos que tener dinero».

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

ideal Saquean al único luthier de la Costa de Granada