Edición

Borrar
CULTURA

Un mal momento para las industrias culturales

Menos contratos, precios a la baja y pagos demorados obligan a apretarse el cinturón

I. G.

Domingo, 22 de agosto 2010, 04:07

En un país de cultura subvencionada como el nuestro, la austeridad de las instituciones se traduce automáticamente en un recorte de ingresos para muchas industrias del sector. Compañías teatrales, grupos de música, productores de cine o artistas llevan ya un par de años experimentando los rigores de las vacas flacas, pero este 2010 los recortes ya son «drásticos».

Nines Carrascal es el 50% de Histrión Teatro. Encargada de la producción y distribución de las obras de la compañía, también 'vende' espectáculos de otros grupos granadinos, como Vagalume, La Maquiné y Da Te Danza y es vicepresidenta de la Asociación Andaluza de Artes Escénicas. Carrascal asegura que ya hace dos años 'olió' la crisis que se avecinaba: frente a un imparable aumento de la oferta escénica, el mercado estaba decantándose cada vez más por las pequeñas producciones y por el teatro comercial. Y junto a su socia, la actriz Gemma Matarranz, decidió dar un salto hacia adelante. Cruzaron el charco y buscaron la colaboración del prestigioso director argentino Daniel Veronese. El resultado fue 'Del maravilloso mundo de los animales: los corderos', una obra que estrenaron en Argentina y que en junio se representó en el Teatro Español de Madrid. «'Corderos' ha recibido muy buenas críticas y está yendo bien: tiene bolos, pero en otro momento hubiera hecho muchísimos más», explica Carrascal.

Histrión, agrega, puede considerarse afortunada: forma parte del privilegiado 10% de compañías andaluzas que reciben subvenciones del Ministerio y la Junta y está en el circuito de teatro de la Consejería. A su juicio, no es casualidad, sino el resultado de 15 años de trabajo en estrecho contacto con los municipios andaluces.

Pero ese relativo poderío tiene su contrapartida. «Hay compañías que son un autónomo con su maleta, y en época de crisis reducen al mínimo los costes de mantenimiento», señala. Si hay pocos bolos, el actor vuelve a hacerlo todo: coser el vestuario, montar el escenario, cargar y descargar material, dirigir, coger el teléfono... Con 6.000 euros puede montar un espectáculo y sobrevivir cobrando 800 euros por función en pequeños escenarios. En cambio, Histrión es una compañía «con estructura». El montaje de 'Corderos' costó 70.000 euros y mueve a cinco actores y un técnico. Cada representación se cobra a 4.000 euros en Granada y 4.500 fuera. Y no todos los municipios pueden permitírselo, incluso si la Junta o la Diputación aportan el 50% o el 60% del coste. «Para sobrevivir necesitamos un mínimo de 40 representaciones al año», explica.

Estudiar el mercado

Para Carrascal, algunos programadores no saben trabajar en época de crisis y, ante la falta de presupuesto, van a por el bajo precio sin preocuparse de la calidad. «Con menos dinero, se contrata a menos actores y más económicos, se ensaya un mes en vez de tres...».

La productora también se muestra crítica con sus colegas. «Hay gente que se da el batacazo porque no es prudente. Hasta el que abre una fotocopiadora hace un estudio de mercado para ver si en su barrio hay una. Aquí te encuentras con gente que ha montado 'Caperucita roja' sin darse cuenta de que en su propia provincia ya hay tres, o que se embarca en proyectos imposibles de amortizar. A veces hay poca conciencia de las circunstancias del mercado».

Para Diego Ballesteros, director de la productora cinematográfica La Fábrica Onírica y vicepresidente de la Asociación de Industrias Culturales de Granada, la situación es «terrorífica». Según sus cálculos, el recorte en los presupuestos de cultura puede rondar el 20%, pero en algunos programas el bocado ha sido del 50% o ha desaparecido una partida entera. Justo lo que le pasó a él la pasada primavera con unas jornadas que le encargaron y luego se 'cayeron'. Para colmo, el plan contra la crisis impide que los ayuntamientos puedan endeudarse, por lo que trabajar para un municipio es arriesgarse a no cobrar nunca. Y la situación no parece mejorar: «Si este año es difícil, el que viene será peor», aventura.

«La cultura ha sido la primera víctima de la crisis -asegura Ballesteros-. Intentamos hacer UTEs (unión temporal de empresas), nos juntamos varios y ahora comemos cinco donde antes comía uno. Es complicadísimo sacar la empresa adelante».

El director de Wildpunk, Fernando Novi, explica que la crisis también se nota en su sector, la producción de eventos culturales y el management de grupos musicales, entre ellos SFDK, Airbag y PPM. «Hay menos contratación y además se negocian los precios a la baja. Y eso que no dependemos de las subvenciones. Cuando había mucho dinero y cachés desorbitados, nos lamentábamos de no pillar más cacho del pastel; sin embargo, ahora nos alegramos», razona. La crisis, asegura, es palpable desde 2008. En el verano de aquel año prefirió hacer una «criba» y prescindir de parte del personal, antes de que los recortes afectaran a la estabilidad de la empresa. «En algunos momentos llegamos a ser quince personas; ahora somos siete», recuerda.

Pagar tarde

La crisis también se nota en la demora en los pagos. «Algunos ayuntamientos nos deben dinero desde hace más de un año», asegura Nines Carrascal. «No sólo pagan más tarde, sino que te exigen más», apostilla Diego Ballesteros: algunas subvenciones se conceden cuando el empresario es capaz de organizar la actividad y pagarla por adelantado; algo muy difícil para las firmas pequeñas y medianas. El sector musical tiene la ventaja de que a los grupos se les paga el mismo día del concierto. Sólo en casos puntuales, señala Fernando Novi, a Wildpunk le ha interesado adelantar el dinero a una institución pública y aceptar el pago demorado. «Pero financiar a un ayuntamiento es muy peligroso. Si acumulas varios pagos pendientes, te pueden hundir la empresa».

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

ideal Un mal momento para las industrias culturales