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A Calamaro le llovieron las críticas por defender la fiesta de los toros. :: G. VILLAMIL
«Fuck you», Twitter
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«Fuck you», Twitter

El divorcio de Calamaro con sus 'followers' no ha sido el primero: la conversación 2.0 puede terminar a palos

FRANCISCO APAOLAZA

Jueves, 26 de agosto 2010, 14:08

Para muchos, Twitter es una auténtica revolución comunicativa, un nuevo espacio con leyes propias en el que se condensa la realidad en fogonazos de 140 caracteres y hasta el paradigma de la conversación en una sociedad avanzada. Para Andrés Calamaro no es más que «un coro de subnormales generadores de concepto light». Así lo ha dicho en su despedida, un guirigay que recuerda que el matrimonio de los 'twitters' con el pájaro azul pueden terminar con los platos volando por el salón. Empieza con unos saludos, un sonriente 'peloteo' a seguidores y un incesante goteo de mensajes, pero puede terminar con un «'Fuck you' Twitter», al estilo del que ha soltado en su blog el cantante argentino. ¿Puede ser el preludio de una debacle de usuarios?

La bronca ha sido de envergadura. El compositor era uno de los más seguidos en la red hispana, con alrededor de 100.000 'followers', y uno de los más activos. Publicaba varios mensajes diarios con sus reflexiones, sus quehaceres y algunas recomendaciones musicales, además de responder a sus fans con cariño moderado. Hasta que llegó la bronca. Sucedió hace unos meses, cuando al artista se le ocurrió postear que «podía convivir» con la fiesta de los toros, los encierros de San Fermín y otras «salvajadas», a juicio de algunos de sus admiradores, que no pudieron perdonarle el atentado antianimalista.

Desde entonces, la tormenta fue a peor, con reproches más o menos ofensivos y el jardín filosófico del 'timeline' de Calamaro sembrado de 'trolls', como se denomina a esos molestos personajillos anónimos empeñados en reventar cualquier mensaje que publica su víctima. Le hicieron la vida imposible. Tanto, que desde hace un par de días «le importa tres pepinos perder un segundo más en el rebaño de boludos con Blackberry». Así lo ha dicho en su despedida titulada 'Twitter idiota', junto a otras perlas como ésta: «Esos 140 caracteres pueden metérselos profundo en el medio del ojete». «Siempre hay excepciones, gente excepcional», aclara, pero se seguía preguntando qué hacía «metido en el medio de la república de los 'culoblandos'». Por eso, ha decidido poner punto y final a su presencia en Twitter «cuando el coro de pichaflojas llegó a 100.000», harto, según asegura, de «tolerar resentimiento, conceptos infantiles, progresía aborregada, ideologías desaparecidas» y de «perder media hora por día» para comprobar lo que nació «sabiendo». El mar de reacciones es demasiado vasto y basto como para reproducirlo, pero alcanza con saber que hay gente a favor de Calamaro y otra mucha radicalmente en contra.

El caso del ex cantante de Los Rodríguez no es nuevo, sino la demostración de lo explosivo que puede resultar el contacto directo con los demás por la web. Para que el romance vaya mal no hace falta mucho. A la cantante Leann Rimes le bastó un comentario inocente en un 'late show' televisivo. Jay Leno le preguntó a la actriz de quién era más fan, de Edward (Robert Pattinson) o de Jacob (Taylor Lautner), los guapos oficiales de la saga 'Eclipse': «Soy del Team Jacob», dijo frente a Pattinson, invitado al programa, y firmó su sentencia de muerte 'tuitera'. La avalancha de críticas fue tal que cerró su cuenta. «Hay un millón de formas diferentes de estar conectada con mis fans», advirtió en julio. Y no dijo más.

Hannah también lo dejó

La mismísima Miley Cirus -antes la inocente Hannah Montana-, tras varios 'cotilleos' derivados de sus mensajes, tuvo que poner fin a su cuenta de Twitter a petición de su novio. «Mi vida privada es mía». Ése fue su alegato cuando dejó con un palmo de narices a sus dos millones de seguidores. Rosa Díez terminó de forma parecida su relación con sus votantes. El pasado año, durante las elecciones vascas, la diputada de UPyD contestaba a sus seguidores mientras comparecía en una entrevista televisiva. No era ella. Y cerró su cuenta.

Las espantadas digitales de Joe Biden, J.J. Abrams, Hugh Jackman o John Edwards son las más famosas, pero no las únicas. Según un estudio de Nielsen, al 60% de los nuevos 'tuiteros' no les dura la fiebre ni siquiera un mes y el 40% de sus 75 millones de usuarios no dice ni 'esta boca es mía'. ¿Por qué hacen las maletas? No busquen polémicas: más de la mitad se larga porque lo que lee es aburrido.

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