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LOURDES GÓMEZ
Miércoles, 24 de noviembre 2010, 03:14
La última batalla entre el perro y el gato la ha ganado el más fiel amigo del hombre. En lo que respecta al nivel de inteligencia, el can supera a su tradicional enemigo. A esta conclusión ha llegado un grupo de científicos de la Universidad de Oxford, que asegura en un informe publicado esta semana que los perros son más listos que los gatos.
Los amantes de los animales tienden a relacionar el carácter solitario de los felinos domésticos, ese instinto de independencia que les lleva a dejarse mimar únicamente cuando están hambrientos, como señal de inteligencia. Los científicos de Oxford echan por tierra esta creencia y defienden que cuanto más sociable es un animal, más inteligente es.
El informe traza por primera vez la historia de la evolución del cerebro en diferentes grupos de mamíferos durante un periodo de 60 millones de años. A medida que progresaba la investigación, los científicos descubrieron enormes variaciones en el desarrollo de la mente, que les permitió establecer una sorprendente conexión entre el tamaño del cerebro no solo en proporción al del cuerpo del animal, sino también respecto a su capacidad para relacionarse. Gracias a su amistosa disposición, el cerebro de un perro es proporcionalmente más grande que el de un gato.
Los expertos de Oxford analizaron datos sobre el tamaño del cuerpo y del cerebro de unas 500 especies de animales vivos y fósiles de mamíferos. Pudieron así comprobar que la mente de los monos ha crecido en mayor medida a través de los siglos que las de otros animales. En un orden progresivamente inferior se sitúan los caballos, delfines, camellos y perros. Estas especies tienden a vivir en manadas o, según señala el informe, «en grupos sociales estables», afirma la directora de la investigación, la catedrática Susanne Shultz. Los animales más solitarios han experimentado un crecimiento menos pronunciado de sus respectivos cerebros. Entre ellos están los gatos, ciervos y rinocerontes. La conexión entre el tamaño de la mente y el grado de sociabilidad de un mamífero es un ejercicio novedoso. Hasta la fecha se cotejaba solo en proporción a las medidas del animal.
«Los humanos somos más sociables que los monos y simios. Esta habilidad para relacionarnos nos ha ayudado a dominar el planeta», explica Shultz. «El estudio», añade, «invalida la opinión generalizada de que el tamaño del cerebro ha crecido en todos los mamíferos. Por el contrario, las especies con un alto grado de sociabilidad han experimentado un crecimiento más rápido que las más solitarias».
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