Los 'neorrurales' huyen de la ciudad para instalarse en el campo de la provincia de Granada

Natalia Guidoni, natural de Argentina, recorrió miles de kilómetros por amor. Cambió su vida en Mar de Plata, una ciudad de más de 600.000 habitantes por un benaulense y la tranquilidad de Benalúa donde vive hace años. Natalia también se enamoró del paisaje, de sus contrastes y gentes y de la cara oculta de Sierra Nevada. Diplomada en Turismo, esta joven argentina trabaja en el Grupo de Desarrollo Rural de Guadix promocionando la comarca y las casas cueva. Con el paso de los años, Natalia ha descubierto que «en los pequeños pueblos hay gente muy preparada y emprendedora que, día a día, lucha por seguir adelante».

Juan Francisco Romero, del Huerto del Tío Tito, una empresa de productos ecológicos en Peñuelas (Láchar), siempre estuvo enamorado de su patria chica: «A los que somos de campo nos corre tierra por las venas» reconoce.

Romero siempre quiso volver al pueblo. Hace poco tiempo que cumplió su sueño con la ayuda del Grupo de la Vega Sierra Elvira. Desde entonces, Juanfra dice que vive mejor, respira tranquilidad y tiene calidad de vida. La misma que buscaron durante años Mercedes Solís y su marido Javier.

Hace diez años que dirigen un pequeño hotelito, La Casa del Marqués, en Vélez de Benaudalla, en la comarca del Valle de Lecrín Temple y Costa.

El arte de la vida

Mercedes quería vivir en un lugar donde no tuviera que coger el coche para comprar el pan o el periódico. «Estamos en el sitio ideal. Durante el día nuestros vecinos esquían en la sierra y, por la noche, se bajan a cenar a la playa».

¿Qué hace una alemana elaborando pan integral y ecológico en la localidad de Alfacar, conocido por sus afamados panes de toda la vida? Esta pregunta se la hace a diario Marlis Leue, artista plástica. En mayo hará 28 años que Marlis llegó a Granada para quedarse. «Me dedico a la creación artística y al arte de la vida, que no es poco», afirma mientras confiesa que no le gustan los 'guiris'. Marlis vive a los pies del parque natural de la sierra de Huétor, en una de las pocas casas patio que aún se conservan y que hace las funciones de museo, estudio de arte y apartamentos turísticos.

Todos estos testimonios y otros muchos más se pueden consultar en el libro 'Neorrurales en Andalucía. 52 experiencias/52 comarcas', editados desde la Asociación para el Desarrollo Rural de Andalucía y financiados por el Ministerio de Medio Ambiente y Medio Rural y Marino.

El subdelegado del Gobierno en Granada, Antonio Cruz, y el presidente de ARA, Miguel Castellano, han presentado este recopilatorio de testimonios de hombres y mujeres que, procedentes de grandes ciudades y países europeos, decidieron establecerse en pequeños pueblos de la provincia y realizar sus proyectos de vida.

La colección se completa con una guía de restaurantes. El restaurante Flati en Loja, que dirige Antonio Díaz, es uno de los establecimientos de restauración de obligada visita al Poniente. Ofrece a su clientela autenticidad y calidad derivados de los productos autóctonos que incorpora en su carta y que cuenta con el sello Calidad Rural. Poniente Granadino.

«Estos libros son un buen ejemplo de que contamos con un medio rural vivo y dinámico que fija su población y atrae el interés de nuevos pobladores», explicó el responsable de la red. Castellano destacó el papel de los nuevos pobladores que, «a pesar de su diferente nacionalidad e inquietudes, todos llegaron atraídos por la tranquilidad y sosiego de la vida en el campo y, en otros casos, por la amabilidad de las gentes de los pueblos», y reseñó que «el apoyo del Grupo de Desarrollo Rural ha sido decisivo en su permanencia».