Edición

Borrar
Técnicos de Odysseys inspeccionan el tesoro rescatado. :: EFE.
El marinero granadino de 'Las Mercedes'
GRANADA

El marinero granadino de 'Las Mercedes'

España ha utilizado una carta del granadino Pedro Afán de Ribera en su actual litigio para rescatar el tesoro que el Odyssey sacó del mar en 2007 y que llevaba una fragata española cuando fue hundida en 1804

ANDRÉS CÁRDENAS acardenas@ideal.es

Jueves, 16 de febrero 2012, 14:25

La reciente batalla judicial entre Odyssey y el Estado español por la pertenencia de casi 900.000 monedas de oro y plata que encontró la citada empresa 'buscatesoros' y que llevaba el navío Nuestra Señora de las Mercedes, ha sacado a la luz algunos documentos y testimonios de la batalla en la que los ingleses hundieron al barco español frente a las costas del Algarve. Uno de esos documentos es una carta que dirige el teniente de navío granadino Pedro Afán de Rivera a Carlos IV en la que explica cómo fue aquella batalla y en la que pide un resarcimiento de su situación personal, ya que quedó cojo y manco y «toda la maquinaria trastornada», según explica en su misiva al monarca español.

Pedro Afán de Rivera, que había nacido en la provincia Granada (quizás en Huélago), fue el único oficial que quedó vivo tras la voladura del Nuestra Señora de las Mercedes, desastre que provocó un naufragio en el que fallecieron 249 marineros y en el que 51 supervivientes fueron hechos prisiones. El navío provenía del puerto de Callao en Lima, Perú, e iba cargada con oro, plata, telas de vicuña, quina y canela, según los registros históricos.

La orden

En ese documento que ahora ha sido rescatado y que se encuentra en el Archivo General de la Marina Álvaro de Bazán, hace una pequeña crónica de lo que sucedió aquel día. Al parecer, el granadino estaba embarcado en otra fragata cuando recibió la orden de que transbordara a Las Mercedes para la travesía que partió de Perú con el tesoro en monedas de otro y plata que iban a la Hacienda real y particulares.

Entre España e Inglaterra aún reinaba la precaria Paz de Amiens, que había sido rota por Francia un año antes. Sin embargo, la debilidad política española ante Francia hacía suponer a Inglaterra que Godoy se estaba alineando con Napoleón. Pero eso aún no había ocurrido cuando las cuatro fragatas españolas: la Medea (que era el buque insignia), la Fama, la Mercedes y la Santa Clara (que montaban un total de 148 cañones y que estaban dotadas con una tripulación 1.089 hombres), al mando del brigadier José Bustamante y Guerra divisaron la costa portuguesa del Algarve al amanecer del 5 de octubre. Esta flota había sido fletada por orden del Rey en noviembre de 1802 desde Ferrol para que trajera de las Indias el oro y la plata acumuladas en los años que había durado la guerra.

Los ingleses, que sabían del valioso cargamento, la emprendieron con la pequeña flota española y volaron por los aires a la Mercedes, que se saldó con los 249 fallecidos, entre ellos el general Diego de Alvear, su esposa y ocho hijos, un sobrino y cinco esclavos negros que regresaban con toda la fortuna que él había amasado durante treinta años de servicio en las Américas. Murió toda la familia excepto uno de sus hijos.

Aquella acción de los ingleses fue criticada por la propia prensa británica, que criticó con dureza la decisión de atacar a los españoles. «Un gran delito acaba de cometerse», señalaba un periódico de Londres. «La ley de las naciones ha padecido la violación más atroz: una potencia amiga ha sido atacada por nuestra fuerza pública en medio de una profunda paz [...] sus leales súbditos han perecido en su defensa, infestando nuestras costas sus saqueados tesoros, y, como el de un pirata, nuestro pabellón tremola sobre el débil, el infeliz y el oprimido...».

La historia continúa con el apoyo de España a la Francia de Napoleón. La afrenta de esta batalla frente a la costa portuguesa del Algarve, y que supuso el hundimiento de La Mercedes y el apresamiento del resto de la flota, acabó con la paz entre Inglaterra y España y fue un antecedente reconocido de la batalla de Trafalgar un año después.

Mendigo

En la carta del granadino dirigida a Carlos IV, escribe en tercera persona y cuenta como se salvó milagrosamente de la tragedia porque estuvo asido a un trozo de la prosa, «se sostuvo sobre él como dos horas y cuarto, hasta que finalizado el combate, lo recogieron, habiendo padecido extraordinariamente, de cuyas resultas ha quedado cojo con parte del pie izquierdo menos, manco del brazo derecho por la clavícula, con un afecto al pecho continuado, y en general toda su máquina trastornada».

El teniente suplica al monarca un ascenso a capitán de fragata para elevar su «retiro» y compensar la pérdida de sus ahorros («se halla en una indigencia tal que le han cubierto las carnes sus compañeros de limosna», dice) y un traslado a Montevideo por beneficiarle para sus achaques. Carlos IV accede a ambas peticiones el 23 de junio de 1805.

Es ahí donde se pierde la pista del teniente Pedro Afán de Ribera que, se supone, murió en Montevideo casi 20 años más tarde del hundimiento de Nuestra Señora de las Mercedes.

Recurso del Odyssey

Desde el inicio del proceso, los objetos y monedas del pecio Nuestra Señora de las Mercedes, valorados en 500 millones de euros, han estado bajo custodia judicial en un almacén ubicado en Florida. El Ministerio de Educación, Cultura y Deporte ha podido comprobar la integridad y el buen estado de conservación a través de inspecciones periódicas de una comisión técnica designada para comprobar la adecuación del lugar donde se encuentra depositado. Según confirmó recientemente el ministro Wert, en el proceso de traslado y conservación es prioritario «poner todas las monedas y objetos en manos de especialistas para su adecuada restauración y evitar daños futuros».

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

ideal El marinero granadino de 'Las Mercedes'