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JOSÉ LUIS GONZÁLEZ
Lunes, 18 de febrero 2008, 10:10
Niceto Alcalá-Zamora (1877-1949), presidente de la II República española entre los años 1931 y 1935, fue seguramente el gran olvidado en los libros de historia tras el golpe militar franquista de 1936. Téngase en cuenta que sus primeras memorias fueron publicadas en 1977. Manuel Molina, en la presentación de su libro 'La Escritura Memorialística de Niceto Alcalá Zamora', que resume su tesis doctoral sobre éste y otros personajes de la República, estuvo acompañado por el concejal de Cultura Diego Navarrete, y desgranó el devenir vital del personaje con el tino que le otorga el profundo conocimiento de Alcalá-Zamora y con la pedagogía del avezado profesor de literatura que en todo momento lleva con él. El salón de plenos del ayuntamiento de Cazorla fue el lugar elegido para esta presentación-conferencia que sació la curiosidad de los numerosos asistentes sobre esta figura histórica, en cuyo lugar de nacimiento, Priego de Córdoba, converge con el autor de la obra.
Este político-jurista-escritor fue un presidente republicano católico y de derechas. Aunque eso ahora pueda parecer extraño, en la España de la II República un político podía ser católico, de derechas y republicano. Es ahí donde parecen residir los principales motivos que llevaron al olvido a Niceto Alcalá-Zamora, pues su figura no fue defendida ni por ganadores ni por perdedores de la Guerra Civil española. Y, según explica Manuel Molina, había múltiples motivos para su resaltar el legado que dejó a la historia.
Aparte de ser presidente de la República, perteneció a la Academia de la Lengua, a la de Jurisprudencia y a la de Ciencias Morales, convirtiéndose de este modo en un intelectual excepcional. Todo ello teniendo en cuenta que se doctoró con 17 años tras haber obtenido un pleno de sobresalientes en la Facultad de Derecho de Granada. Su obra literaria es extensa y es poco comprensible a día de hoy que no se le incluya en la Generación del 14, junto a autores como Ortega y Gasset, Pérez de Ayala o Gabriel Miró.
Descenso a los infiernos
Su descenso a los infiernos vino con el exilio, que comenzó tras una travesía trasatlántica entre Marsella y Buenos Aires a bordo de un barco con más de 1.000 pasajeros y que duró 441 días. Casi le costó la vida, llegando perder más de 40 kg., episodio que por sí solo es motivo de un libro. El fin de sus días le llegó con la pobreza llamando a su puerta y en un estado físico lamentable. Tal y como cuenta Molina, «Pérez de Ayala se tropezó con él en Buenos Aires de forma casual en un vagón de tren, al reconocerlo volvió el rostro para esquivar el encuentro y evitar de este modo el trance amargo que suponía el hecho de que alguien lo viera en un estado tan penoso».
Entre los numerosos asistentes a la presentación del libro de Manuel Molina hay que destacar la presencia de todos los partidos políticos con representación en el ayuntamiento cazorleño, con la asistencia de la diputada provincial Pilar Ager, del Partido Popular, así como la de José Martos y Mercedes Mensán, de Izquierda Unida.
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