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MIGUEL ÁNGEL CONTRERAS
Domingo, 29 de junio 2008, 04:39
«El fútbol es guerra», aseguró Rinus Michels, seleccionador holandés conocido como 'El general', no siendo difícil imaginar por qué. La final de la Copa Subdelegado arrancó así, bajo la sombra de la Batalla de Bailén, posiblemente la única en todo el Sebastián Barajas. En el año del Bicentenario los 'hijos' de María Bellido no podían perder esta batalla. Les acompañaban mil bailenenses en las gradas, el hambre -ninguna Copa del Subdelegado en sus vitrinas, una final perdida hace 33 años-, el estado de forma y la indumentaria. Pero se perdió y Alemania respira más tranquila.
Enfrente el Vilches tenía el resto, un ascenso a Primera Andaluza, la aureola y la flor del campeón, la veteranía, la camiseta verde esperanza, como la del millar de seguidores vilcheños que sudaban la gota gorda.
Salió mejor el Recre que se hizo con el balón, tratando de tocar, de llegar con jugadas trenzadas. Si la primera parte hubiera sido de fútbol sala, los bailenenses lo habrían bordado, porque les duró unos veinticinco minutos.
A partir de ahí el partido pasó a ser un 'correcalles', pasando de una portería a otra como las bolas de oficina que transmiten el movimiento de la de un extremo a la de la otra punta. Bonito para el público, desesperante para los entrenadores. Los porteros fueron lo mejor en estos minutos -y en los lanzamientos de penaltis-, lo que suele ir en perjuicio del marcador, condenado al 0-0.
La segunda parte comenzó como la primera, con la diferencia de que el dominio era aún mayor y del otro equipo, del Vilches.
Sin premio
Suya fue la posesión, la llegada con más profundidad, y los mejores intentos por hilvanar una jugada, por jugar al fútbol. La veteranía sí fue un grado. Sin balón el Recre se quedó con el entusiasmo, pero corrió tras un Vilches que se sentía torero. Aunque por buena que sea la faena, la suerte de la espada decide: si no matas bien, no hay premio.
Decidió entonces la considerada lotería de los penaltis, en la que influye el talento, la sangre fría y sobre todo lo bien que uno se lleve con el de Arriba. Ahí, el Vilches se mostró más afortunado. Tras acabar la ronda de cinco con 2-2, el sexto lo marcó Vacas y lo falló el Recre, y la Copa se fue para Vilches. La quinta Subdelegado, que lo erige como el Rey de Copas indiscutible, con una más que Real Jaén y Carolinense. Sólo una pega: perdió el equipo cuya equipación es roja y azul. Que España juegue otra vez de gualda .
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