¡Adjudicado por 500 euros!

El poni Tristón ya tiene nuevo dueño. Ya tiene quien le cuide. Se trata de Lucrecio de Pradas Chicharro, un vecino de La Carolina que participó en la subasta celebrada ayer en el Ayuntamiento de Úbeda y que pujó incansablemente y seguro hasta llegar a los 500 euros. Debido a la repercusión mediática que tuvo en los últimos días este poni, que el Consistorio encontró abandonado en las inmediaciones del recinto ferial, la expectación era máxima. Hasta diez personas llegadas de distintos puntos de la provincia se acreditaron para poder acceder a las pujas. Y también se contó con la presencia de mucho público, motivo por el cual la subasta se trasladó desde la sala de comisiones hasta el salón de plenos.

Aunque las pujas podían hacerse en tramos de 25 euros, partiendo de cero, en sólo tres tandas ya se habían superado los 200 euros, y en otras tres se rozaban los 400. En ese momento ya sólo dos personas seguían pujando por Tristón, levantando la mano alternativamente y ofreciendo 25 euros más que su contrincante. Hasta que Lucrecio hizo su última oferta y se escuchó aquello de «500 a la una, 500 a las dos, y 500 a las tres; adjudicado por 500 euros».

Picadero

Según comentó a IDEAL el nuevo propietario de Tristón, lo compró para su nieta Ángela, que conoció la triste historia del poni a través de la televisión y pidió a su abuelo que lo llevara a casa «para poder darle los cuidados que merece». Y los recibirá, pues Lucrecio posee un picadero de caballos, totalmente preparado, en el que suele reunir junto a su nieta a más de diez sobrinos que le mimarán. Además, podrán cambiarle el nombre, pues Tristón dejará de estar triste. Ante todo esto, no es de extrañar que Lucrecio confesara estar dispuesto a haber seguido pujando hasta los 900 euros. Así, le ha salido relativamente barato, aunque a los 500 euros finales deberá añadir otros 100 por los gastos de manutención ocasionados en estos meses y alrededor de 70 más para regularizar su situación.

No obstante, cabe decir que la subasta fue provisional pues unos minutos antes se recibió en el Ayuntamiento una llamada de la Guardia Civil de un pueblo de Sevilla asegurando haber atendido a un hombre que decía ser el dueño del poni y que tiempo atrás interpuso una denuncia por robo. Esta llamada se une a las recibidas desde Valencia y desde un pueblo de Jaén, reclamando en los mismos términos la propiedad del animal.

Así, antes de entregarlo a Lucrecio y a su nieta, el Consistorio esperará hasta ver si alguien puede demostrar la propiedad del poni, algo complicado pues no dispone del chip identificativo.