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ANTONIO ORDÓÑEZ
Viernes, 1 de mayo 2009, 04:11
Maruja Torres fue ayer la protagonista de una nueva tarde con las letras en la Biblioteca Provincial, dentro del ciclo que organiza todos los jueves el Centro Andaluz de las Letras. La periodista y escritora, fue presentada por el periodista y redactor jefe de Diario Jaén, José Manuel Serrano Alba, quién también fue el encargado de dirigir una serie de cuestiones sobre la escritora en torno a las cuales giró el debate.
Beirut, el periodismo y la pérdida de los seres queridos (clave de su última novela, ganadora del Nadal, 'Espérame en el cielo'), fueron algunos de los temas sobre los que habló la escritora. Con respecto a estos encuentros con el público, con los lectores, Torres se mostró muy satisfecha, porque «son conversaciones que te llena de ánimo, donde la gente es muy maja...». Además, la escritora abogó porque la gente lea en las bibliotecas, «es algo muy bonito escribir un libro, pero también lo es que éste pase de mano en mano». A la pregunta de si el Premio Nadal le ha cambiado la vida, la escritora y periodista se mostró clara: «Pues no, no, ... la vida no te la cambia nada, la vida te la cambia tu propia evolución, que te la mejora... el Planeta me la mejoró en el sentido económico,... y tiempo para reflexionar... lo importante es tener lectores y el Nadal hace que los lectores se den cuenta de que no escribes porque sí, sino que hay una trayectoria».
Con respecto a ese libro que le mereció el galardón, 'Espérame en el cielo', indicó que «es un libro que me gusta mucho y que le está gustando a la gente, es muy triste, al mismo tiempo que es muy alegre, que es un poco como soy yo. Este libro es un recuerdo a dos grandes amigos desaparecidos, Terence Moix y Manuel Vázquez Montalbán; en ese sentido, la escritora comenta que «si bien se ha alejado de aquella desesperación, de aquel desgarro, pero aún hay una penita permanente... pero como yo ahora los he metido en el libro, y hablamos, y hay mil aventuras que sólo he vivido con ellos en la fantasía, y entonces los tengo ahí... es aprender a vivir, a envejecer». La escritora lanzó una reflexión, la de que «escribir te ayuda a olvidar la pena y quizás, al leer también se dominan las propias, porque todos hemos perdido gente».
Beirut es una ciudad por la que la escritora y periodista siente un profundo amor. En el acto de ayer también tuvo tiempo para argumentar y defender esa decisión de vivir allí., Y es que a su edad, señaló, «llegaba el momento de sentar la cabeza», y este rincón del mundo es para ella un lugar que le ha marcado de tal forma que era un espacio ideal para perderse, «y a mis 66 años, mi vida es realmente fascinante».
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