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MIGUEL ÁNGEL CONTRERAS
Lunes, 24 de agosto 2009, 15:20
El Real Jaén se quedó sin su trofeo en la zona Cesarini, esa en la que en un partido como el de ayer la gente se pregunta si hay prórroga o penaltis directamente, y alguno si les dará tiempo a ver la Supercopa. Pasado el 90, con los entrenadores haciendo la lista de cinco lanzadores, Emaná mandó un pase en profundidad a Sergio García, el campeón de Europa con España, que con tranquilidad y temple cruzó ante el meta blanco haciendo el único tanto del partido. La calidad no siempre decide, pero es mejor apostar por ella.
El gol dolió, porque era como la razón de una madre en una discusión: incontestable. Y también porque nos dejó sin la emoción de las penas máximas y las alegrías ídem, allí donde el año pasado en el mismo escenario y trofeo, se coronó frente al Sevilla como 'parapenaltis' Dani Hernández.
Dudas
Antes del gol las ocasiones claras no abundaron. Una, sobre todo, al inicio de Toledo, que cruzó demasiado en una situación similar a la que luego tendría Sergio García, y la respuesta de Rodri minutos después. Hubo varios intercambios más, pero ni Tejera ni Goitia necesitaron de paradas sublimes.
La gran incógnita tras el choque para los blancos (qué pena que «el año que viene» haya llegado y el de ayer sea el único duelo bético-jienense), sigue siendo el gol. Dudas razonables. Se han marchado los dos pichichis, con más del 50 por ciento de los goles del equipo en su haber, lo que no es desdeñable y no se puede arreglar en dos o tres semanas, y no se ha conseguido hacer ni un tanto contra los cuatro equipos profesionales con los que se ha jugado (Betis, Córdoba, Murcia y Almería).
Eso sí, tampoco es para encender las alarmas. Ya habrá tiempo si fuera necesario. Ocasiones, que es lo difícil, se siguen creando (al menos en la proporción del año pasado, que tampoco era un vendaval habitualmente) y los de arriba (desde Machado a Fernando) tienen movilidad, son listos en los espacios y apuntan maneras. Cuando apunten a portería y con eficacia, todos contentos.
Atrás apenas se pasaron problemas serios, hasta el despiste final, mezcla de cansancio y talento. Así que no dramaticemos: si Terrazas se acostó preocupado, Tapia no durmió.
Igualdad
El suyo es un equipo con caché, con cuerpo en Segunda y traje de Primera, dotado de un puñado de jugadores llamados a marcar diferencias. Y fue lo que hicieron, puntualmente, sin dejar una impresión de superioridad abismal. No vinieron a jugar el partido de su vida y tampoco se la facilitó el Real Jaén, pegajoso como el ambiente. Dejaron algunas combinaciones precisas y preciosas, como la que que culminó con un tiro cruzado Emaná tras un tiralíneas a tres bandas mediada la segunda parte.
También se dejaron ver otros internacionales, como el a la postre verdugo blanco. Él, Arzu o Capi fueron algunos de los cambios de la última media hora, contra un Real Jaén «nuevo» tras el habitual baile de cambios, para buscar el gol y encontrarlo donde más duele.
A veces hay que cambiar algo para que todo siga igual. Otras es más simple que la cita 'gatopardiana', basta con cambiar una pieza, se ponga o no el feeling como excusa. El primer partido serio, serio de verdad para el Real Jaén, deja claro eso: que todo sigue más o menos igual, aunque haya algunos cambios destacables. Mismo dibujo (4-1-3-2), presión por todo el campo, idéntico estilo, mismo traje oscuro de raya diplomática en el míster, aunque sea agosto.
Lo malo es que a dos días ya del debut en competición oficial la pretemporada deja ciertas lagunas, con resultados inquietantes cuando menos. Por eso mismo que el bloque en su conjunto siga por los mismos derroteros se puede considerar una excelente noticia: si por algo se ha caracterizado el Real Jaén en el último año y medio es por su fiabilidad. La pregunta es si con esta artillería bastará para un objetivo tan ambicioso como el ser primero, «granadas» aparte.
Lo que también dejó el Olivo fue un once tipo que se parecerá al de la liga: Tejera, Galera, Navarro, Espín, Fabios, Ros, Moyano, Ortiz, Toledo, Esparza y Álex García. Se acabaron las pruebas y esperemos que las balas de fogueo. Ya hacen falta las de verdad.
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