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«Hay que descarnarse a la hora de escribir, en estos tiempos y en cualquiera... No pasar de puntillas»

«Hay que descarnarse a la hora de escribir, en estos tiempos y en cualquiera... No pasar de puntillas»

Entrevista a Yolanda Regidor, Premio de Novela

ANTONIO ORDÓÑEZ

Domingo, 30 de noviembre 2014, 00:25

Se ha alzado con el gran premio de esta edición de los galardones literarios Jaén Supongo que es un nuevo empujón a su carrera

Sí, por supuesto; este premio significa un antes y un después en ella. Por una parte, a nivel personal, supone un refuerzo positivo hacia mi trabajo, un reconocimiento que, de alguna forma, siempre esperas; pero que cuando llega, resulta que no te ves merecedora de ello. Curiosa siempre la mente humana... Y por otro lado, a nivel cotidiano, es un premio importante que me permitirá una tregua, cierta tranquilidad para seguir escribiendo.

Es difícil destacar en esta carrera de la literatura, y más en premios como estos, en los que se dan cita grandes escritores, ¿aporta ilusión y ganas para seguir luchando?

El Premio Jaén de Novela para mí siempre ha supuesto uno de esos premios de prestigio, un premio con un bagaje muy importante en el que siempre ha primado la calidad literaria. Solo pensando en eso me lleno de ilusión y ganas; no podría ser de otra forma. Además es un verdadero honor para mí compartir esta edición con Care Santos y Alfonso Pascal Ros, dos escritores con una larguísima y exitosa trayectoria.

Sin miedo

El jurado destacó de su novela la crudeza de la historia, aunque no estaba falta de lirismo En estos tiempos que corren, ¿hay que descarnarse a la hora de contar las historias?

Hay que descarnarse a la hora de escribir, en estos tiempos y en cualquiera. No se puede querer pasar de puntillas con miedo a salpicarse, trates el tema que trates. Si como escritora no me mojo, no puedo esperar que el lector lo haga. Que es duro, crudo, encarnizado, sí, cierto; pero a la vez vibrante e intenso, muy lejos de resultar frío o áspero, pues ante todo hay mucha sensibilidad. Y es que, en el contraste de las luces y las sombras es donde encuentro la estética de la escritura, el equilibrio entre ambos es lo que creo que destaca en mi estilo: una mezcla de crudeza y lirismo, como la vida misma.

Nexo con la realidad

Cree que las novelas, las tramas que se cuentan, sus personajes, ¿se dejan influir por la atmósfera o los tiempos en los que se crean?

Solo hasta cierto punto. Y creo que es así porque hay muchos tipos de escritor. Los hay que son sumamente permeables a la actualidad, y les apetece escribir sobre ella; y los hay que, al contrario, buscan escapar de la misma situándose en otro espacio-tiempo. De cualquier forma que sea, siempre, aun de forma inconsciente, algo de nuestro tiempo, de nuestra forma actual de ver las cosas, dejaremos en el papel. Es inevitable. Por mucho que te quieras meter en la piel de un personaje de la Edad Media, siempre verás las cosas desde la perspectiva del ciudadano del siglo XXI.

Cuando un autor empieza su sueño de ser escritor supongo que tiene unos objetivos, unas metas en su caso, ¿hasta qué punto han cambiado sus intenciones o se han logrado esos retos?

Yo empecé a escribir por casualidad. Sí que es cierto que me atraía el tema desde pequeña; el instinto ya estaba ahí. Sin embargo, no fue hasta hace unos cuatro o cinco años, cuando alguien me lo propuso casi como un reto, y me decidí a ello: a escribir una novela. Pero, claro, aquello no tuvo pretensión alguna hasta que me dijeron que lo hacía bien como para intentar que me publicasen. Y en un par de años me encuentro aquí. Sinceramente, cualquier tipo de intención que hubiese tenido en este tiempo ya está superada.

Cuando se pone a escribir una historia, ¿cómo de presentes están los lectores, como destinatarios de su creación? ¿Puede la trama o hay que saber lo que buscan esos lectores?

Mientras escribo no hay nadie. Soy absolutamente libre escribiendo. Me dejo llevar visceralmente; vierto todo como si nadie, jamás, fuese a leerlo. Solo sé hacerlo así, porque no lo hago para vender más o menos, o llegar a tal o cual público; lo hago para expresarme y divertirme. A veces, lo reviso y pienso: ¿Cómo vas a dejar esto? Pero ya no hay remedio porque me cuesta horrores borrar. Eso sí, dos minutos después, lo acepto con responsabilidad; me digo: Sí, lo he escrito yo, ¿pasa algo?. Luego, una vez acabado ese proceso, sí que entra en juego el lector en algo que me encanta, que es la retroalimentación: ellos me cuentan su versión de los hechos, su visión personal sobre la novela, algo que yo volveré a utilizar en algún momento.

-Hoy por hoy, ¿cuál es su objetivo dentro de la literatura?

Hoy por hoy, de forma literal, espero que Ego y Yo tenga éxito, que hable por sí misma y a cada cual a su manera. Después, mi objetivo es algo tan simple como poder seguir, libremente, mostrando mi manera de ver el mundo.

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