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ÁNGEL A. DEL ARCO
Lunes, 16 de mayo 2016, 01:19
Curro Díaz fue paseado a hombros, saliendo por la puerta grande, y tanto Ponce como Cayetano fueron despedidos con una fuerte ovación. Hacía tiempo que no se producía una entrada tan importante de público en la bonita y bien cuidada plaza de toros de Santisteban del Puerto. Cierto es que su feria taurina es una de las más consolidadas de la provincia y que sus festejos taurinos y sus encierros tienen gran tradición en toda la comarca del Condado y siempre arrastran a una gran cantidad de aficionados, que se desplazan de toda la provincia y de otros lugares, al amparo de unos festejos taurinos referentes y de gran resonancia.
Pero también es cierto que en los últimos años, y por culpa de la grave crisis padecida y que todavía se padece, la afluencia de público había decaído considerablemente. En la tarde de ayer, la empresa Collado Ruiz consiguió cerrar un cartel con los máximos atractivos para conseguir que la plaza de toros de Santisteban luciera un lleno casi absoluto, faltando muy pocas entradas para que se colgara el cartel de 'no hay billetes'.
Expectación por todo lo alto para ver a tres toreros, distintos, pero que a su vez llevan mucha gente, como ayer quedó demostrado. Pudimos ver gente que se desplazó de Jaén, de Linares siguiendo a su torero Curro Díaz y un montón de aficionados haciendo colas en las taquillas para no perderse el acontecimiento. Hacía mucho tiempo que no se veían esas colas interminables de gente para sacar su entrada. Bonito de ver y de reflejar en estas líneas.
Se demuestra que cuando las cosas se hacen bien y se apuestan desde los municipios, la Fiesta de los toros tiene vida y es un foco de máximo interés para acercar forasteros, la economía se reactiva y el municipio se beneficia en todos los sectores.
La corrida
Decepcionó y mucho el juego en conjunto del ganado. Ni los de El Cotillo y Hnos. Collado, ni los de Albarreal dieron el juego deseado, dando al traste con la voluntad de los toreros, que anduvieron muy por encima de sus respectivos lotes.
Era muy esperado el regreso del valenciano Enrique Ponce. Anduvo como siempre entregado y voluntarioso en todo momento, luciéndose en el recibo capotero, aunque pronto se vio que su enemigo tenía poco empuje. Lo cuidó Ponce en los primeros compases de su faena de muleta, para ir sobando la endeble embestida del animal. Series templadas, de trazo recto, sin obligar en nada la noble embestida. Pulcritud del torero en una labor que no llegó al tendido por la poca emoción que puso el toro. A pesar de eso, recibió una calurosa ovación del respetable. Cuando salió el cuarto de Albarreal, muy bonito de presencia, hizo presagiar lo mejor, pero el toro que se desplazó en los primeros compases con el capote, luciéndose el torero con un quite por chicuelinas, luego sacó algo de genio, poniéndose molesto con un cabeceo permanente. Aplicó Ponce su habitual y extraordinaria técnica para, con temple y suavidad, ir convenciendo al animal hasta enjaretarle una faena que fue a más. Derechazos y naturales y un final con arrimón y toreo de rodillas. Se tuvo que conformar con una oreja después de un pinchazo.
El triunfador
El gran triunfador de la corrida de ayer fue el diestro de Linares. Cortó tres orejas, aunque lo de menos fueron las orejas. Lo mejor fue la dimensión de torero en sazón, quizás en el mejor momento de su carrera. A su primero, que lució el hierro de Albarreal, tan noble como flojo, lo exprimió en una labor de toreo templado, imprimiendo pulso correcto para que no se le cayera el animal. Mejor sobre el lado derecho, matando de una estocada entera y cortando la primera oreja. Dos se llevó del quinto de la tarde, un toro de El Cotillo, tan noble como parado. No le importó al linarense, que siempre bien colocado lo volvió a cuajar en la cercanía del animal. De nuevo, temple y buen gusto, sacando extraordinarios muletazos por ambos lados y su particular toreo a dos que tuvo sabor del bueno y añejo. Labor importante del linarense que la finiquitó con una contundente estocada de la que salió el toro sin puntilla. Dos orejas y la sensación de que Curro Díaz está en un momento sublime de su carrera.
Se presentaba en Santisteban del Puerto Cayetano Rivera Ordóñez, que cortó una oreja del sexto y que hubiera cortado otra si no es por sus fallos con la espada. Con su primero de los Hnos. Collado anduvo animoso en trasteo, entregado y vistoso. Faena larga, de muchos muletazos, aunque lo más destacado llegara al final de la misma con el toreo accesorio de rodillas y desplantes, ante la algarabía de sus muchos partidarios, que lo aplaudieron sin parar durante toda la tarde, dando igual lo acertado o no que estuviera el torero. Falló en la suerte suprema perdiendo el trofeo.
Algo que sí consiguió con el sexto de Albarreal. De nuevo animoso en toda su labor, destacando en su faena de muleta donde otra vez dio muchos muletazos, algunos buenos, otros menos, pero que dieron igual para su gente. Se llevó un susto al recibir una voltereta cuando intentaba descabellar. Cortó una oreja a su empeño.
Al final, Curro Díaz salió a hombros con la sensación de que el de Linares anda en buen momento y con la decepción del juego del ganado, muy por debajo de lo esperado.
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