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Jorge Pastor
Domingo, 1 de noviembre 2015, 00:10
Cualquier movimiento que se produce en el sector bancaria, dovela de la economía española, tiene múltiples lecturas. Como el anunciado este viernes en Jaén, la compra de Novanca por la Caja Rural de Jaén. La primera y más importante, que el proceso de reestructuración del sistema aún no ha finalizado. Que, como apuntan los expertos, aún sigue habiendo demasiados operadores para una demanda de financiación que continúa en tasas bajas y un nivel de endeudamiento de los hogares que sigue demasiado alto. Pero en este caso hay una segunda tanto o más relevante. Una entidad radicada en Jaén y con capital de Jaén, esa provincia que aparece la última en los ránquines de casi todo, está absorbiendo a otra de Madrid, esa comunidad autónoma que figura a la cabeza en esos mismos 'ránquines de casi todo'. ¿Motivos para el orgullo? Pues echando un vistazo a las hemerotecas y revisando la deriva del tejido empresarial del territorio de siete años a esta parte, quizá sí. Por qué no. En cualquier caso, más allá del pantanoso terreno de las emociones, esta operación se ha llevado a cabo porque la Caja Rural de Jaén está en condiciones de hacerlo y porque hasta el propio Banco de España reconoce que sus ratios son mucho más que aceptables.
La Caja Cooperativa de Crédito, alias Novanca, dispone de una red de dieciocho sucursales en los municipios del sur de Madrid como Alcorcón, Leganés o Madrid. Su cartera está formada por 40.000 impositores, fundamentalmente familias. Según su balance, su activo está compuesto por unos doscientos millones de euros en créditos y su pasivo por unos trescientos millones en depósitos. En total, unos quinientos millones de euros. Respecto a su filosofía de negocio, el director general de la Caja Rural de Jaén, Enrique Acisclo, habló ayer de una «banca de barrio», con una operativa a través de Internet bastante consolidada. «Esto nos servirá para implementar estas plataformas en la Caja Rural de Jaén, donde la utilización de las nuevas tecnologías para la prestación de servicios bancarios es bajo por las características de los clientes, y también llevar la nuestra a Novanca», explicó Acisclo, quien agregó que esta última había llevado las correcciones y saneamientos oportunos antes de la fusión, materializada a todos los efectos desde el momento en que esta 'maniobra' cuenta con el visto bueno de las asambleas generales de ambas cooperativas -como así ha sucedido-.
Cinco mil millones
La Caja Rural de Jaén cerrará este ejercicio, por tanto, con un volumen de negocio de cinco mil millones de euros, los cuatro mil quinientos que ya acaparaba más los quinientos millones que aporta Novanca. Por este motivo, el propio Enrique Acisclo habló de una «transacción buena» -y así lo trasladó a los socios-, aunque aclaró que no supondría ningún desembolso para la Caja Rural de Jaén al tratarse, en realidad, de un canje: diez acciones de Novanca por cada acción de la Caja Rural de Jaén.
La Caja Rural de Jaén sigue creciendo. Incorpora otras 18 oficinas a las 155 que ya tenía en funcionamiento. Y pone una nueva 'pica en Flandes', esta vez en Madrid, como ya lo hiciera recientemente, el 11 de marzo de este 2015, tras quedarse con la sección crediticia de Covap, una de las cooperativas agroalimentarias más importantes de la comunidad autónoma, con más de cuatro mil socios y con domicilio social en la localidad de Pozoblanco. Covap es referente andaluz en mercados como el de productos lácteos y cárnicos. Esto permitió la puesta en marcha de la quinta oficina de la Caja Rural de Jaén en Córdoba.
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