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BELÉN RAMIRO
Domingo, 26 de febrero 2006, 01:00
Vivir de alquiler no es siempre una resignación. En Jaén existen parejas, familias o individuos solitarios que optan por ello sin perspectivas a corto plazo para la compra de un inmueble. Además de la población estudiante, que aumenta cada año de manera paralela a las ofertas de titulaciones universitarias, encontramos entre los asiduos al alquiler, a trabajadores de otras provincias destinados a la capital y jóvenes independizados. En menor medida también hay familias ya establecidas y consolidadas. De igual modo, los arrendamientos son la fórmula mayoritaria para acceso a residencia en España, en el caso de los inmigrantes. El fenómeno de la inmigración ha supuesto una ampliación de las perspectivas de mercado para los arrendadores jienenses.
Así, los jóvenes suelen encontrar en el alquiler la manera más accesible a su independencia. La inestabilidad de contratos y el bajo nivel económico de los mismos, les impide arriesgarse a asumir una hipoteca a largo plazo en esta primera etapa. Este tipo de usuario elige en Jaén la zona norte, partiendo desde el último tramo del Paseo de la Estación, pasando por Renfe hasta llegar al Bulevard. Aunque también los hay que encuentran en el centro.
Pero lo cierto es que en el centro urbano no proliferan los arrendamientos debido a la falta de inversión de compradores en los últimos años por la zona. Se ven casos aislados de algunas construcciones reformadas en el casco antiguo o en los alrededores del Hospita lCiudad de Jaén.
A pesar del interés generalizado entre los jienenses por la inversión y lejos de pensar en el arrendamiento como «tirar dinero a fondo perdido», hay personas que llevan tiempo viviendo bajo esta situación y no se encuentran preocupados. Nati Rodríguez García es convencida: «A mí me gusta vivir de alquiler porque puedo elegir con mayor libertad el lugar del piso. Mi residencia me encanta y si tuviera que comprarla, no podría acceder a ella». Esta joven jienense comparte inmueble con su hermana y sus respectivas parejas. Lleva seis años emancipada y considera que comprar un piso es una decisión seria porque: «hipotecas tu vida».
«Se trata de una decisión muy personal, pero yo considero que el precio de la vivienda no es justo ni accesible y todos vivimos realizando un esfuerzo que en la mayoría de los casos, no nos podemos permitir porque las nóminas no son equitativas», apunta. «Yo no descarto comprar algún día un inmueble, pero no me siento presionada a hacerlo porque le esté dando el dinero a el propietario de mi casa, al fin y al cabo, se lo terminaría entregando a cualquier entidad financiera», añade la joven peluquera.
«En mi caso, no tengo problemas para compartir mi espacio y puedo vivir de manera más holgada. Preferí hacer la inversión de mi vida creando mi propio negocio», afirma. Su hermana y compañera de piso, Eva, opina de similar manera: «no siento estar tirando el dinero al alquilar. Considero que pago por un servicio que se me está ofreciendo», indica. «He hecho de mi piso alquilado mi hogar y si algún día encuentro a un precio justo y adecuado a mi economía un inmueble, es posible que lo compre, pero no vivo preocupada por ello», explica. «En España y en Jaén existe una mentalidad generalizada hacia la posesión de un bien para tener algo en la vida, que yo no comparto a pies juntillas».
De esta forma, Eva opina que la calidad de vida está en vivir en general a gusto, y «a veces las hipotecas quitan muchas horas de sueño y aportan preocupaciones», asevera. El caso de las hermanas, como otros tantos, es un ejemplo de que el precio de la vivienda es un problema y comprarla, sin compartir los gastos, es verdaderamente dificultoso.
Mentalidad
Estas dos hermanas, jóvenes empresarias indican que en Europa existe mayor mentalidad de arrendamientos. La idea se confirma desde la experiencia de Stephan, un joven francés que llegó a Jaén hace un año para hacer unas prácticas como técnico de medio ambiente y que ha podido prolongar su estancia.
A día de hoy vive cómodamente con su pareja en el barrio de San Ildefonso y asegura que no se plantea la compra de un inmueble. En la Costa Azul, de donde proviene, el precio del alquiler es similar a Jaén y asegura que en el país galo la gente no suele adquirir un bien hasta al menos, los diez años de la inserción en el mercado laboral. «Me sorprende cómo la gente se hipoteca con tanto riesgo cuando después no encuentran solvencia para vivir con calidad», asegura.
Quizás sea por esto que también existe otra realidad, la de que hay muchos pisos vacíos en la capital jienense de todos aquellos inversores que compraron pensando en sacar beneficio y no encuentran tanta demanda como ofertas hay. O simplemente es que no se fían de cualquiera.
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