

Secciones
Servicios
Destacamos
Edición
J. A. GARCÍA MÁRQUEZ
Jueves, 5 de abril 2007, 03:55
Manantiales que buscan la superficie entre la verde hiedra, generosas cascadas de agua que brotan de la piedra, agua y más agua. Es el espectáculo que esta primavera oferta en Quesada la Cueva del Agua. Y es que tras la nieve y la lluvia de invierno, riberas, cañadas, arroyos, regatos y regueros se confabulan para que por las oquedades de la gruta desfilen torrentes generosos que provocan que al paraje lleguen, día a día y más ahora en Semana Santa, cascadas de turistas que desean contemplar la sinfonía del agua, un espectáculo perdido en los últimos años.
La Cueva del Agua, en las proximidades del santuario de Tíscar, se alza entre rocas y pinos en pleno corazón de la sierra, a 15 kilómetros de Quesada. 'Capricho de la naturaleza' como suele denominarse en Quesada, otros la llaman 'Gruta de la Virgen de Tíscar' o 'Cueva de las Maravillas, se encuentra entre las aldeas de Tíscar y Belerda, cerca de la A-305 y dentro de un enclave considerado 'Reserva de la Biosfera' y catalogado desde 1986 por la Junta de Andalucía como 'Monumento Natural'.
Gruta caliza en la que debido a la erosión se ha formado una estrecha y profunda garganta por donde transcurre el río Tíscar, para acceder a la cueva se dispone de una pista de tierra de 200 metros que baja hasta ella. Después, una larga acequia que se supera en cuclillas y 190 escalones que hay que vencer con cuidado por la profundidad del vacío y por las irregularidades del terreno. Salvado todo ello, el premio de ese espectacular santuario de la naturaleza.
La cueva, en cuyo entorno se han descubierto una veintena de abrigos con pinturas rupestres, cuenta con enormes paredones y con estalactitas que pregonan el paso del tiempo. Por todos sitios aparece el musgo verdoso que empapela la roca vieja y por arriba hay aberturas que dejan ver el cielo. Pero, sobre todo, hay silencio.
La Patrona
Con inmejorables condiciones acústicas, que posibilitan la celebración de conciertos y audiciones musicales cuando el tiempo acompaña, dentro de la cueva, incrustada en uno de sus orificios, está una venerada réplica de la Virgen de Tíscar, patrona de Quesada y del Adelantado de Cazorla. La diminuta talla alimenta la leyenda popular de que allí se le apareció la Virgen en 1319 a Mohamed Abdón, rey del Castillo de Tíscar.
Otros relatan que los árabes tiraban la imagen de la Virgen desde lo alto, hasta el fondo de la cueva, y de forma milagrosa la Virgen volvía a aparecer en su camarín. La arrojaron siete veces hasta que en la última se hizo añicos. Los cristianos, después de haber echado a los musulmanes, recogieron los pedacitos y los llevaron a reparar a Toledo. Pero no hubo necesidad: la Virgen volvió a Tíscar de forma milagrosa y se levantó una capilla para rendirle culto. Inspirado en ella, Antonio Machado grabó sus versos lapidarios: « Y allí donde nadie sube / hay una Virgen risueña / con un río azul en brazos / es la Virgen de la Sierra ».
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
España vuelve a tener un Mundial de fútbol que será el torneo más global de la historia
Isaac Asenjo y Álex Sánchez
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.