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J. E. POVEDA
Martes, 17 de julio 2007, 11:49
Muchos de los 148 trabajadores de Primayor Andalucía -antes Molina y después Campocarne- esperaban ayer en la puerta de la sede de la Junta la salida de sus representantes sindicales. Caras largas. Gestos preocupados, tensos. El comité de empresa estaba dentro, en una reunión de urgencia con responsables políticos de la administración andaluza. Sobre la mesa, el futuro de la mayor empresa cárnica de la provincia de Jaén, en el aire tras presentar el grupo segoviano al que pertenece un concurso judicial voluntario -antes se hacía bajo la forma jurídica de suspensión de pagos- con el que inicia el proceso de liquidación de la sociedad, cuya administración queda intervenida judicialmente. La empresa fundamenta su solicitud (aceptada por el juzgado de Primera Instancia número 2 de Segovia) en «una insolvencia actual que le impide poder cumplir regularmente con sus obligaciones exigibles».
Los 148 trabajadores de Jaén saben ya que la empresa no está cumpliendo con sus obligaciones exigibles. A ellos les deben la nómina de junio y la extra de verano. La situación para muchas familias comienza a ser muy complicada. Manuel López, presidente del comité de empresa, ha manifestado que la crisis se produce por «mala gestión» en la dirección del grupo empresarial cárnico al que pertenece Primayor Andalucía, Proinserga. La supervivencia de la planta de Jaén, una de las seis sociedades del grupo que se han puesto en manos de un juez para liquidarlas, depende ahora de que los administradores judiciales -el economista Luis Martín Bernardo, el abogado Emilio Fuentetaja Sanz y Alejandro Latorre Atance en representación de Caja del Mediterráneo, acreedor de Primayor Foods- sean capaces de poner en marcha un plan de viabilidad.
La aprobación del concurso y la intervención judicial la firmó el juez Jesús Marina Reig en Segovia el 11 de julio. Afecta a la planta de Jaén, a las segovianas Proinserga Inversiones, Consorcio Ganadero, Primayor Elaborados y Alimentos Refrigerados, y a la palentina Castileón 2000, todas del grupo Proinserga.
Del cielo al infierno
«Nos hemos metido como sardinas en un mar de tiburones», ha reconocido Daniel Manso, vicepresidente de Proinserga Inversiones a la edición segoviana de El Norte de Castilla en el primer reconocimiento público de los errores empresariales del grupo. En 2003 la planta de Jaén es propiedad del grupo Campofrío. De Primayor Foods. Durante ocho meses, Proinserga negocia la compra de un lote en el que van las antiguas instalaciones de Molina y mataderos en Burgos, Murcia, Lérida, Zaragoza, Valencia, Albacete y Teruel. Proinserga consigue un buen precio y firma la adquisición en enero de 2004. La firma segoviana sabía que sólo los mataderos de Burgos, Murcia y Lérida son rentables, y que el resto son una ruina.
Pero los segovianos tienen dos razones para hacerse con ellos: siempre puede cerrarlos y especular con el valor de los terrenos (elevadísimo en el caso de Jaén una vez construido el vecino polígono industrial en sus inmediaciones). Y además necesitan dar salida a la enorme producción de cerdos que tiene el grupo.
Con la compra de Primayor y la creación de Consorcio de Ganaderos -con el que quieren garantizar el volumen de sacrificio- el grupo da un salto impresionante, al pasar de una facturación de 130 millones anuales a 800 millones en 2005. Pero los beneficios se recortan por las pérdidas de los mataderos, cuyas ventas o cierres no se ejecutan a tiempo.
La situación de Primayor está sujeta con alfileres cuando en julio y agosto del 2006 sufre el boicot de los ganaderos leridanos y murcianos. Muchos de ellos abandonan Consorcio Ganadero y dejan de suministrar animales. Manso cree que la actitud obedeció a un problema de «regionalismo». «Les molestaba que la propiedad de los mataderos estuvieran en manos de una compañía de fuera y nos acogotan», explica.
La catástrofe corre en cascada y sacude los cimientos del grupo Sin sacrificios no hay ventas, se corta el capital circulante y afloranlas pérdidas de ejercicios anteriores. Primayor deja de pagar a su proveedor, éste a los ganaderos, estos a Proinserga y a todo el entramado de proveedores, especialmente a los cerealistas inversores segovianos y castellanos.
La ruleta del infortunio está en marcha para todo el entramado, que pierde crédito bancario. Alre-sa, la planta segoviana matriz, no encuentra circulante para mantener su actividad ordinaria. Cierran los mataderos de Zaragoza y Valencia (que sufre un escape de amoniaco que es noticia de alcance nacional) y la sala de despiece de Mercamadrid; se venden los de Teruel y Murcia y el de Burgos retorna a Campofrío que era titular de su arrendamiento. Pri-mayor, hoy en concurso de acreedores con una deuda de 60 millo-nes, sólo mantiene operativos los de Lérida, Jaén y Albacete.
Al día de hoy, la suerte de Proinserga, sus socios y sus proveedores depende en exclusiva de los 40 millones (28 este año y 12 en el 2008) prometidos por la Junta de Castilla y León. Los 148 trabajadores del grupo en Jaén, los de la antigua Molina, pidieron ayer a la Junta que también ponga de su parte en este esfuerzo desesperado o que al menos busque inversores.
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