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Los donostiarras vivieron una boda propia de un guion de Cobeaga, autor de ‘8 apellidos vascos’.
Viajan de San Sebastián a Sevilla para ir a una boda y se equivocan de enlace

Viajan de San Sebastián a Sevilla para ir a una boda y se equivocan de enlace

La novia de la boda equivocada se ha enterado de lo sucedido y ha enviado un mensaje a los despistados invitados. «Soy la novia de la boda de la foto. Ya que estabais os podíais haber quedado allí todo el día. Jajaja, un saludo»

JAVIER GUILLENEA

Viernes, 4 de diciembre 2015, 11:46

«¿Y vosotros quiénes sois?», preguntó el invitado con marcado acento andaluz. «Somos los amigos vascos del novio», contestó el donostiarra.

La peripecia que el pasado fin de semana vivieron diez vascos en Sevilla todavía se recuerda con carcajadas en la capital andaluza. Los diez donostiarras habían viajado al sur para acudir a la boda de un amigo, que se casaba con una sevillana. Un despiste les hizo vivir la improbable aventura de presentarse en la boda de otros.

Todo fue bien hasta la ceremonia, celebrada en la iglesia del Buen Suceso, en pleno casco antiguo. La cosa empezó a torcerse después. «Cuando íbamos a los autobuses nos rezagamos un poco», pero no tuvieron problemas en llegar a la plaza donde estaban los vehículos que les iban a trasladar hasta el restaurante y que ya habían comenzado a partir. Sin preguntar, subieron a uno de ellos y se acomodaron en la parte de atrás mientras se iba llenando.

Las primeras en sospechar algo fueron las cuatro chicas de la cuadrilla. «Una se fijó en los sombreros de las mujeres y no le sonaba ninguno. Nos preguntó a todos si estábamos en el autobús correcto», recuerda uno de los amigos. Finalmente, el autobús llegó a un paraje espectacular llamado Hacienda Molinillos. Aunque entonces no lo sabían, era el mismo lugar donde tres semanas antes habían celebrado su boda ni más ni menos que Cayetano Rivera y Eva González. La cuadrilla vasca, engalanada para el fasto, se dirigió al patio de la hacienda, habilitado para el aperitivo previo y la comida posterior. Estaban en una de las catedrales del glamour andaluz.

Cierto es que no conocían a nadie de los que habían participado en la juerga de la víspera y que no identificaron a ninguno de los asistentes a la ceremonia de la iglesia, pero bodas son bodas, se dijeron. Aunque algunos detalles seguían turbándoles. La funda de un vinilo, cada una de un artista diferente, como David Bowie, U2 o Led Zeppelin, anunciaba en cada mesa los nombres de los comensales y el lugar que debían ocupar.Era una idea original, pero impropia del novio donostiarra que, según confiesa uno de sus amigos, «apenas tendrá unos veinte discos en su casa y algunos CDs en el coche». Más impropio era el rincón de diseño donde habían instalado dos raquetas sobre la maqueta de una pista de tenis. Que ellos supieran, los novios nunca habían practicado ese deporte. Y aún más desconcertante era la efigie en tamaño natural de Freddie Mercury, el cantante de Queen, colocada entre las mesas. «No sabíamos que era tan fan», se dijeron perplejos los vascos.

Después de veinte minutos «dándole al pimple y picando con gente que no conocíamos de nada», dos de ellos trajeron el anuncio de que no encontraban sus nombres en las mesas. De inmediato, el animador de la fiesta anunció la llegada de los novios. Fue entonces cuando descubrieron la verdad. Su amigo era rubio y su amiga morena, y estos que ahora aparecían eran todo lo contrario.

«La mitad nos empezamos a partir de risa y la otra mitad se agobió», explican. Luego cogieron varios taxis para recorrer los 48 kilómetros que les separaban de su boda. «Llegamos a las cuatro de la tarde y nos recibieron entre aplausos y mucho cachondeo, sobre todo los sevillanos. Fue una entrada triunfal».

Por casualidades de la vida y de una foto colgada en internet, la novia de la boda equivocada se ha enterado de lo sucedido y ha enviado un mensaje a los despistados invitados. «Soy la novia de la boda de la foto. No os imagináis la de vueltas que está dando. Ya que estabais os podíais haber quedado allí todo el día. Jajaja, un saludo». Y para remate, les ha invitado a la fiesta de su primer aniversario, a lo que la cuadrilla vasca no ha dicho que no. Se lo tienen que pensar.

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