El Papa y su obsesión con las suegras

"Qué marido y qué mujer no se pelean. Y más cuando se mete la suegra". El papa Francisco consiguió con esta frase ganarse las risas de los mexicanos durante el encuentro que mantuvo el pasado lunes con las familias en el estadio de Tuxtla Gutiérrez, en el estado sureño de Chiapas. Se la dijo a los presentes después de escuchar el testimonio de un adolescente cuyos padres habían recuperado la fe después de que a él le diagnosticaran una enfermedad que le ha dejado postrado en una silla de ruedas. No fue su única broma sobre las suegras. Al hablar sobre "la bondad" de la Virgen, comentó que "algunos dicen que no es suegra".

El jesuita argentino Guillermo Ortiz, responsable de la edición en español de Radio Vaticana, asegura que lo dicho por su compatriota no es más que "una picardía" para animar a la gente. "Al Papa le gusta dar colorido a sus palabras y que la gente se ría". Considera que estas palabras son además fruto de su propia experiencia. "Él siempre fue un cura callejero, que confesaba y conocía los problemas que las familias afrontan desde dentro. Sabe cuáles son los sufrimientos", cuenta Ortiz.

La de Tuxtla Gutiérrez no es la primera vez que Bergoglio bromea sobre el papel de las suegras en las parejas. El pasado mes de septiembre, durante el Encuentro Mundial de las Familias celebrado en la ciudad estadounidense de Filadelfia, reconoció que "en las familias se discute" y, a veces, "vuelan los platos". "Los hijos a veces dan dolor de cabeza. Y no hablemos de las suegras", comentó en tono jocoso. El 14 de febrero de 2014, durante un audiencia en la plaza de San Pedro del Vaticano con parejas de novios procedentes de 28 países distintos con motivo del día de San Valentín, volvió a bromear sobre las suegras: "Todos sabemos que no existe la familia perfecta, el marido perfecto ni la mujer perfecta. ¡Y no hablemos de la suegra perfecta!".