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ideal.es
Sábado, 7 de abril 2018, 11:59
Son muchas las personas que se están planteando renovar su coche, y entre sus opciones se encuentra el vehículo eléctrico. A medida que pasan los años su precio es más asequible para los bolsillos y su autonomía aumenta en cada modelo presentado: hoy en día, ... algunos pueden realizar trayectos superiores a 500 kilómetros con una sola carga.
El desembolso económico que suponen sigue siendo algo mayor que el de los coches propulsados por combustibles fósiles; no obstante, hay múltiples maneras de rentabilizarlo. Para ello, encontramos el llamado plan MOVALT, puesto en marcha por el Gobierno para incentivar la compra de vehículos eléctricos o movidos por gas natural durante 2018. Las ayudas oscilan entre los 5.000 y los 18.000 euros.
Invertir en un coche eléctrico se traduce en un ahorro importante en combustible. Por ejemplo, los motores eléctricos son mucho más eficientes, lo que supone un coste de uno a dos euros por cada cien kilómetros recorridos. En el caso de un gasolina o diésel, el precio no suele bajar de los cinco euros.
Otro de los puntos a favor es la subvención existente para instalar un punto de recarga en las plazas de garaje, algo que hace más fácil contar con un coche eléctrico en un domicilio, tanto en viviendas unifamiliares como en comunidades con aparcamientos. Se complementa con el compromiso de diferentes comunidades y empresas en la implementación de estaciones de carga públicas, situadas en cada vez más puntos de nuestra geografía.
También tiene ventajas fiscales, que en muchas provincias ya se aplican y que dan, por ejemplo, un descuento de hasta el 75% en el Impuesto de Circulación; y el del aparcamiento, ya que este tipo de vehículos no paga zonas de estacionamiento regulado en grandes ciudades como Madrid. Además, cuando en estas urbes hay picos de contaminación, los límites de circulación no afectan a los coches ecológicos.
Un coche eléctrico también reduce las visitas al mecánico, ya que no tiene embrague, aceite o filtros, por lo que se somete a menos revisiones, tiene un mantenimiento más sencillo y sus averías son menos frecuentes.
Aunque el coche eléctrico es todavía una opción minoritaria, las cifras de ventas aumentan año tras año en casi todos los países europeos. El porcentaje es desigual -en España las ventas supusieron tan solo un 0,4% de la renovación del parque en 2016, frente a un 19% en Noruega-, pero la tendencia al alza es imparable.
Según datos de Halo, el número de españoles que optó por un vehículo eléctrico en el año 2016 aumentó un 52% respecto al año anterior, algo que se replicó también en Francia -con una subida del 26%-, Holanda -con un 47% más- o Reino Unido -con un más discreto 4%-. A nivel mundial, la compra también ha crecido en países como Estados Unidos, Japón o China.
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