Javier García Martín
Jueves, 2 de abril 2015, 01:20
El músculo hortofrutícola provincial es, además de uno de los salvavidas de la crisis económica, el principal escaparate a través del que se da a conocer la tierra almeriense por Europa. El contorno de invernaderos que se dibuja en muchas ciudades garantiza la cercanía a algunos de los alimentos más alabados por los nutricionistas. Aunque desde esta esquina ibérica cueste imaginarlo, no son pocos los países de nuestro entorno que son incapaces de hacer crecer en su suelo una cantidad suficiente de frutas y hortalizas como para condicionar saludablemente la vida de sus nacionales. Así las cosas, los especialistas no se explican cómo aquí, en Almería, provincia que durante siglos también ha vivido del mar, crezcan los casos de obesidad y diabetes, dos enfermedades asociadas a la mala alimentación.
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La voz de alerta la da a este periódico el doctor Francisco Moreno Baró: «Somos la despensa de Europa, con frutas y pescados, pero por desgracia estamos cambiando nuestra alimentación en los últimos tiempos», afirma. El especialista en Endocrinología y Nutrición del Hospital Vithas Virgen del Mar ha editado una especie de decálogo para, con motivo de la conmemoración el próximo 7 del Día Mundial de la Salud, impulsado por la organización del mismo nombre que la celebración (la OMS), difundir pequeños hábitos para evitar intoxicaciones.
Sus 'mandamientos' -en línea con el foco que este año ha puesto la OMS para sus actos, centrados en la seguridad alimentaria- no dejan de ser un recuerdo de lo que todo el mundo sabe y que, para más inri, bien pueden resumirse en uno solo: amarás la vida saludable.
Algunos de ellos tienen que ver más con la logística -mantener el congelador por debajo de cero grados, no reutilizar bolsas que han contenido previamente carne o pescados crudos, limpiar el frigorífico- y otros con el manipulado de lo que comemos, como lavar bien todo lo que se ingiere o evitar el contacto entre crudos y cocinados.
El fundamento de todo ello no es otro que, además de difundir las técnicas adecuadas de preparación y conservación de los alimentos que eviten las patologías asociadas a la presencia de virus, bacterias, parásitos o sustancias químicas, insistir en la importancia de comer bien.
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El peligro de la 'diabesidad'
«El estilo de vida ha cambiado, cada vez nos alejamos más de la dieta mediterránea y eso repercute en la aparición de más enfermedades crónicas», afirma Moreno. Entre las patologías que más detecta en su consulta, destaca dos: la obesidad y la diabetes de tipo 2, que si bien tiene un componente hereditario, está muy relacionada con la sobreingesta de alimentos poco recomendables. Hoy, se utiliza un nuevo término, la 'diabesidad', para definir a pacientes que presentan ambas enfermedades en un círculo vicioso que además afecta a personas cada vez más jóvenes.
Según el especialista, en su consulta proliferan los casos de personas de alrededor de 40 años con una diabetes para el resto de su vida, amén de los riesgos cardiovasculares que se elevan exponencialmente en perfiles íntimamente relacionados con los malos hábitos en la mesa.
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«Todas estas enfermedades estarían mucho más controladas si hiciéramos además más actividad física», resalta el médico. «Almería ha sido tradicionalmente una zona en buena forma, con unas prácticas cardiosaludables que se mantienen en las zonas rurales», reconoce. «Estamos rodeados de buenos alimentos: solo nos falta consumirlos».
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