Javier García Martín
Miércoles, 8 de abril 2015, 00:22
Adra, El Ejido, Roquetas de Mar, Níjar, Viator o Huércal pronto se repartirán medio centenar de contenedores de Cáritas para recoger las donaciones textiles de los vecinos de esas localidades. La organización diocesana, una de las más alabadas por su labor social durante la crisis económica, no las tiene todas consigo para que pase lo mismo en la capital, al menos de momento.
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Tras algunos encuentros con los máximos responsables del Ayuntamiento de Almería -el alcalde entre ellos-, no han obtenido un compromiso claro para extender su iniciativa solidaria a las calles de la principal ciudad de la provincia. «Hemos mantenido conversaciones con ellos y lo apoyan, pero no hay novedad por ahora», señala a este periódico el director de la entidad, Andrés Asensio. La capital, según la organización, pretende sacar un concurso público para que la asociación parroquial 'compita' por ocupar el espacio urbano con sus contenedores, con su consiguiente coste. «En el resto de municipios no hemos tenido ningún problema, han entendido que Cáritas, bajo ningún concepto, puede usar el dinero de los pobres para pagar un canon al Ayuntamiento», agrega Asensio.
Según las cuentas que maneja Cáritas, para la puesta en marcha de su nuevo proyecto de reciclaje de ropa -llamado 'Koopera'- necesitan indispensablemente la instalación de otros cincuenta recipientes en la capital para que el proyecto sea «autosostenible» además de los ya comprometidos en la provincia y así garantizar un «número mínimo de toneladas». «Confío en que tengan la sensibilidad suficiente, su colaboración es imprescindible», apostilla el responsable provincial.
Puestos de trabajo
Y es que, como ya explicó IDEAL, Cáritas se ha visto obligada a reinventar su metodología a la hora de recepcionar donaciones textiles en función de la venidera normativa europea al respecto, a la que quieren «adelantarse». Sus roperos parroquiales ahora tendrán que reconvertirse para que las prendas ofrecidas gentilmente por la ciudadanía sean seleccionadas, higienizadas y etiquetadas en función de un proceso estandarizado.
Para tal efecto, la organización, que ya tiene un almacén, tiene previsto ocupar uno nuevo y adaptarlo, creando hasta una quincena de puestos de trabajo, algunos de ellos reservados para personas en riesgo de exclusión social. Además, Cáritas necesita adquirir un camión para la recogida de los distintos contenedores y quiere culminar esta reconversión con la apertura de una tienda de ropa de segunda mano en la que, tanto usuarios como no, accedan a este producto «dignamente»: «No se trata ya de que hagan colas, sino de que las personas elijan su ropa», indica Asensio.
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La iniciativa, que ya se ha presentado en sociedad, ha sido implantada en distintas capitales españolas, pero nunca en una andaluza. Almería podría ser pionera en este campo, siempre y cuando el llamamiento realizado por Cáritas surta efecto. «Tenemos confianza, pero, prácticamente, solo queda que el Ayuntamiento de Almería diga que 'sí' para ponernos en marcha».
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