La Plaza Circular, una puesta en valor de siglos pasados

Sin duda uno de los enclaves más característicos de la capital almeriense es la Plaza Circular, punto de encuentro entre el Paseo de Almería y la Rambla Federico García Lorca en su parte sur y que fue todo un símbolo de la burguesía almeriense que no dudó en darle su particular orientación a esta zona, aumentando de altura las viviendas y haciendo bloques fácilmente reconocibles, todos plurifamiliares con tres o cuatro plantas y con mucho protagonismo para la ornamentación, entendida un como símbolo de ostentación.

Su diseño se basa en el eclecticismo historicista, revalorizando estilos del pasado. La Casa de la Peña es un buen ejemplo. Se trata de un edificio de viviendas burgués de estilo urbano de estilo historicista y monumentalista levantado en 1907 según planos del arquitecto almeriense Enrique López Rull. Uno de sus apelativos, el de Casa de los Telamones, hace referencia a los telamones o atlantes que sostienen su fachada. Se caracteriza por sus cinco plantas articuladas en tres fachadas dotadas de miradores de fábrica y abiertas a tres de los espacios más céntricos de la ciudad: el Paseo de Almería, la Plaza de Emilio Pérez o Circular y la Rambla de Belén.

Como anécdota, se puede señalar que fue el primer edificio de Almería en contar con ascensor, en 1941, el cual siguió en funcionamiento durante muchos años y en muy buen estado. El edificio Banesto, por su parte, recurrió al eclecticismo neorrenacentista con hojas de acanto, guirnaldas y candelabros y grutescos para ornamentar su fachada.

La Plaza Circular se diseña según el modelo barcelonés de ensanche, con edificios en chaflán, o lo que es lo mismo, esquinas seccionadas en ángulo.

Dos edificios más destacan por su arquitectura clasicista del franquismo: la Delegación Provincial del INSS y la antigua Delegación del Banco de España. En las dos instantáneas de esta semana podemos comprobar la evolución de la zona con una diferencia de 106 años entre ambas fotografías.

En 1910 se puede comprobar una zona que ya empieza a notar la edificación y el que la burguesía adopta la zona como una de las principales para asentarse, mientras que en la actualidad destaca la rambla asomándose por el flanco derecho y llenando de vida lo que en el siglo pasado era camino para el tránsito de personas, animales y transporte.

El otro lugar de referencia de la Plaza Circular es, sin duda, la Casa de Doña Pakyta, una espectacular vivienda que, a lo largo de los años, ha sido un punto de obligada parada para almerienses y visitantes por sus características tan peculiares y que respondían a la personalidad de su propietaria. Esa veneración fue devuelta a la ciudad con su cesión para el uso y disfrute de todos los ciudadanos a través de un museo permanente para la capital almeriense. Fue en mayo de 2014 cuando el chalet pasó a formar parte del patrimonio municipal y se iniciaban las labores de adaptación de las plantas baja y primera al nuevo fin del inmueble. Una nueva dotación cultural que se plasmó con la colaboración de la Fundación de Arte Ibáñez Cosentino, guardando una amplia panorámica del arte almeriense, desde 1880 hasta 1970.