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La calzada está hundida a la altura del kilómetro 344, en el tramo de la A-7 entre Carchuna y Castell de Ferro.
El último tramo de la A-7 se hunde 16 meses después de su inauguración

El último tramo de la A-7 se hunde 16 meses después de su inauguración

El Gobierno gastará 2,4 millones en arreglar y estudiar la grieta de la A-7 para que no pase más

Laura Gautier

Lunes, 27 de febrero 2017, 01:53

Hace poco más de 16 meses, el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, aterrizó en la costa granadina para inaugurar la autovía A-7 que, por fin, tras años de obras, anuncios fallidos y reivindicaciones quedó abierta para unir Almería y Málaga por autovía y dejar atrás la maltrecha carretera nacional. Rajoy, acompañado de altos cargos del Gobierno y las máximas autoridades del PP almeriense cortó la cinta de la Autovía del Mediterráneo en el tramo entre Carchuna y Castell de Ferro, que fue el último en inaugurarse en la A-7 por ser uno de los puntos más conflictivos de las obras y que se presupuestó en algo más de 100 millones de euros. Ahora, cuando apenas ha pasado un año, lo que se ve allí nada tiene que ver con lo que inauguró Rajoy. Unos 40 metros del carril de adelantamiento en torno al kilómetro 344 está cortado en ambos sentidos por un deslizamiento de la calzada que ha hundido la autovía más joven.

Si hoy Rajoy volviese a este tramo de 10 kilómetros, no vería a las más de 300 personas que entonces se congregaron para el feliz y esperado momento, sino unas señales que limitan la circulación a 80 kilómetros por hora y luego a 60, evidenciando que algo pasa en un recorrido que parece estar en obras, pero por donde no transita ninguna máquina. Y, tras ellas, una hilera de conos sobre un trozo de asfalto hundido que deja la vía llena de badenes y sobresaltos, que se hacen más notables en dirección hacia Motril, un camino que a diario transitan miles de viajeros, gran parte de ellos almerienses.

El Gobierno reconoce la situación, de hecho, según apuntaron a IDEAL la emergencia se decretó hace ya dos meses, es decir, en Navidad, cuando se señalizó el tramo y se cortaron los dos carriles dejando únicamente uno abierto en cada sentido. Según avanzaron, el problema no se solucionará hasta el mes de marzo cuando las máquinas de Fomento se desplacen al tramo Carchuna-Castell para comenzar con las obras.

Almería esperó 25 años para poder estrenar la apertura de la A-7, que supuso la unión sin cortes entre Almería y Málaga sin necesidad de desviarse por la antigua N-340 durante el recorrido. La inauguración supuso todo un hito para muchas comarcas del litoral que observaron en esta nueva conexión la punta de lanza para el desarrollo de su economía.

Por segunda vez

Aunque la gravedad de la situación no sea comparable por no afectar al mismo número de metros, lo cierto es que resulta difícil no rememorar el episodio vivido a finales de la década de los 2000 en el tramo de la A-7 que une la localidad granadina de Albuñol con Adra. En este punto, la autovía del Mediterráneo que une Almería con Málaga se hundió por el mismo motivo que el tramo que une Carchuna con Castell -un corrimiento de tierras-, algo que provocó el cierre indefinido del tramo de 10 kilómetros en el año 2009. Y también apenas un año después de inaugurarse.

Entonces, el azar de la naturaleza y el movimiento de tierras afectó a un pilar del viaducto de La Alcazaba y obligó a cortar un tramo que, en realidad nunca estuvo del todo bien. La ministra de Fomento del gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero cortó la cinta de este tramo en 2007, aunque de manera accidentada porque, poco antes, se había producido un derrumbe. Aunque la autovía entonces se inaugurase, lo cierto es que no fue hasta un año después cuando los coches comenzaron a circular.

A los más de 100 millones del tramo el Gobierno tendrá que sumar 2,4 más. Desde la Jefatura de Demarcación de Carreteras de Andalucía Oriental, José del Cerro, aseguró a IDEAL que el Gobierno se gastará los millones en arreglar la carretera y llevar a cabo, de forma paralela, los estudios que determinen las causas concretas de la rotura. Además, dentro de este mismo plan se llevará a cabo un seguimiento para intentar controlar los movimientos y prever posibles efectos futuros en la carretera.

Del Cerro explicó que ya cuando se dieron cuenta del incipiente hundimiento se solicitó este estudio técnico en el que se incluyeron estudios topográficos, así como un calendario de seguimiento de los movimientos de tierra para determinar la causa de los daños y pararlos. Lo que no esperaban es que las lluvias de otoño abrieran aún más estas grietas que han terminado por convertir los 40 metros afectados en una ondulación de asfalto. «Se dio la circunstancia de que esos primeros hundimientos se incrementaron con las lluvias de otoño. Por eso, en octubre se limitó la velocidad en el tramo y ya en diciembre se decretó la urgencia y cortamos los carriles de adelantamiento en ambos sentidos», afirmó del Cerro.

Además de restituir el firme de la autovía, el Gobierno intentará estabilizar el peso que recae sobre la carretera desde la ladera. Esto implicará que se tengan que restituir tuberías y caminos que discurren por la zona. La incógnita está en si estos trabajos serán o no suficientes para frenar definitivamente las grietas y evitar que vuelvan a producirse. Demarcación de Carreteras aclara que ésta puede ser una actuación definitiva, pero también puede no serla, ya que todo está sujeto a los resultados de los trabajos y a la forma en la que se siga comportando la montaña.

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