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Antonio Tejero, en el momento de irrumpir en el Congreso, donde había cinco almerienses.
"¿Puedo ir al baño?": las vivencias de Soler Valero durante el 23-F

"¿Puedo ir al baño?": las vivencias de Soler Valero durante el 23-F

En una entrevista a Miguel Ángel Blanco, le habló de la negativa a comer, el transistor de Abril Martorell y el estatismo de Blas Piñar

VÍCTOR J. HERNÁNDEZ BRU

Domingo, 16 de abril 2017, 03:33

Francisco Soler Valero fue uno de los cinco diputados almerienses que vivió la fatídica e impresionante experiencia del 23-F. Por aquel entonces, en 1981, era diputado por Unión de Centro Democrático, un cargo que culminaba una carrera política y funcionarial amplia y profunda, que le había llevado a estar en diferentes puestos del escalafón.

Tal y como contó en 2012 a Miguel Ángel Blanco para un artículo publicado por éste, fue un político contestatario, primero en el marco del franquismo y más tarde en el seno de UCD, para terminar en Alianza Popular.

Aquel 23 de febrero, Soler Valero, durante la investidura de Calvo Sotelo, estaba ubicado en la segunda fila del hemiciclo y, por tanto, vivió el episodio más dramático en historia de la actual democracia española desde un 'mirador' privilegiado, desde un espacio cercano a los hechos más relevantes de aquel día histórico y lamentable.

A la entrada de la comitiva golpista, con Tejero a la cabeza, este almeriense de Turre creyó estar viviendo «una película», tal y como detallaría más tarde al periodista de Ideal Blanco Martín, quedando paralizado por la incredulidad. Soler habla de «una impresión muy fuerte», que inmediatamente dejó paso a la sensación más repetida por el protagonista de esta historia: «vergüenza».

Del baño a la última fila

Aprovechando el ambiente de confusión, Soler Valero logró marcharse del 'meollo' del golpe en las primeras filas del Congreso de los Diputados y colocarse en las filas de la parte alta. Allí solicitó a los guardias asaltantes un permiso para poder acudir al lavabo, lo cual aprovechó para, a la vuelta, ubicarse en la última fila, «dando esquinazo al guardia civil que me acompañaba».

Entre las vivencias de aquella jornada impresionante, el político relata que el «70%» de los guardias civiles allí presentes «no sabía a lo que había ido hasta allí», algo que a lo largo de los tiempos se ha corroborado por todos los protagonistas de aquel golpe de Estado. También recuerda la negativa a consumir alimentos, una decisión que encabezaron los democristianos, «con Íñigo Cavero a la cabeza», según recuerda. Un atrevimiento que enfrentaba a parte de los secuestrados con los golpistas, en un alarde de valentía cuyas consecuencias eran imprevisibles en tal momento.

También relata, en la conversación con Miguel Ángel Blanco, la posición hierática e incomunicada de Blas Piñar, líder de Fuerza Nueva sobre el que todo el mundo especulaba que estaba al tanto del golpe y que, durante horas, ni se movió de su escaño, con un guardia civil haciéndole de especie de guardaespaldas, y sin mantener relación con el resto de parlamentarios, inmóvil en su asiento.

Confesaba Soler Valero en esa entrevista que temió por su vida: «llegué a creer que íbamos a morir e intenté dormir hasta esperar la muerte», aunque la evolución de la situación tanto dentro como fuera del edificio de la Carrera de San Jerónimo convirtió la tensión y la incertidumbre en «un jolgorio». De hecho, recuerda haber recibido noticias del exterior, a través de un transistor que escondía activado el diputado conservador Fernando Abril Martorell.

UCD y AP

Francisco Soler Valero había nacido en Turre en 1940 y, precisamente, tuvo una relación muy directa con los medios de comunicación que había en la época en la que ejerció. En concreto, durante su etapa de funcionario en la estructura del Estado franquista, fue director económico de la denominada Prensa del Movimiento, la organización que era la encargada de controlar a todos los medios de comunicación públicos del país, en concreto 36 periódicos y 16 emisoras de radio que estaban bajo el mandato de Antonio Castro Villacañas.

A pesar de no pertenecer al Movimiento ni a la Falange, recibió tal encargo del responsable máximo, después de haber trabajado en el Ministerio de Educación y Ciencia, haber sido subdirector general de Planificación, subdirector general de Programación e Inversiones en relación con el Banco Mundial y llegaría a ser interventor del Ministerio de Medio Ambiente. Fue un encargo para tres años, pero no los terminó, ya que el almeriense fue destituido al segundo, al pretender acometer reformas financieras que eran absolutamente necesarias, pero que no cabían en una estructura rígida, politizada y vertical como era la de la de la Prensa del Movimiento.

Políticamente, Francisco Soler Valero se enroló en las filas de UCD durante la Transición y llegó a ser diputado a Cortes por Almería durante dos legislaturas y, en la crisis de la formación de Adolfo Suárez, fue uno de los diputados del sector crítico, emulando desafíos de anteriores etapas como el que había protagonizado décadas antes frente a Carrero Blanco, firmando un manifiesto contestatario, y terminó pasando a Alianza Popular, aunque su trayectoria allí no tuvo la misma repercusión que la que protagonizó en UCD.

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