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En 1804 la ciudad sufrió un seísmo de similares consecuencias.
1522: el año en el que Almería volvió a nacer

1522: el año en el que Almería volvió a nacer

Un tremendo terremoto, se estima que de 6,5 grados en la Escala Ritcher, derribó la práctica totalidad de los edificios de la ciudad

VÍCTOR HERNÁNDEZ BRU

Domingo, 21 de mayo 2017, 00:15

Hace unos días, de nuevo los almerienses nos llevamos un buen susto debido a un notable temblor de tierra que sufrió la provincia y que muchos sintieron. Almería es y ha sido siempre zona sísmica. Cada almeriense puede contar sus experiencias ya en diversos terremotos que, en la era moderna, no han supuesto ni grandes destrozos ni pérdidas personales, más allá de algún sobresalto al notar que la tierra temblaba.

Sin embargo, el temor a que las placas Africana y Euroasiática, que se encuentran en esta zona del Mediterráneo, tal y como relata en sus escritos Carlos Pegaso, así como las fracturas que recorren el camino entre Fiñana y Almería y el Valle del Almanzora puedan provocar nuevos seísmos es algo prácticamente consustancial a la provincia, y eso es por los hechos que han acontecido a lo largo de la historia en la zona.

Son muchos los terremotos de los que tenemos conocimiento en la provincia y la ciudad de Almería, los más modernos, documentados por la prensa almeriense en forma de crónicas y relatos de todo tipo en las últimas décadas.

Sin embargo, existe cierta coincidencia en señalar al ocurrido el 22 de septiembre de 1522 como el de más devastadoras consecuencias, hasta el punto de obligar a los almerienses a reconstruir la práctica totalidad de la ciudad debido a la intensidad que registró, causando numerosos daños tanto en infraestructuras como personales y siendo recordado aún a día de hoy.

Relato de la desolación

La inexistencia de periódicos en aquella época hace que el relato histórico haya que extraerlo de capítulos de libros y del género epistolar, por medio de cartas como la que Pedro Mártir de Anglería envió al Arzobispo de Cosenza, una semana después de que tuvieran lugar aquellos trágicos hechos en la zona del sureste español.

Se trató de una completa carta en la que se describe una situación apocalíptica, con relato pormenorizado de la destrucción que sufrieron todos los edificios de la ciudad a excepción de, según el propio escrito, «uno o dos», incluyendo algunos tan representativos e importantes para la ciudad como la Catedral de Almería y los muros de protección externa, que sufrieron graves consecuencias con el temblor, en una clara muestra de la gravedad de los hechos. Pero aquí no acabaron las consecuencias de este fatídico terremoto que asoló la ciudad aquel año.

De hecho, también es prolija la enumeración de los fallecidos a causa de este temblor, especificando una mayoría de mujeres y niños que, desgraciadamente, no tuvieron la rapidez suficiente para escapar del derribo de sus viviendas, iglesias y, en general, edificios en los que se encontraban justo a la hora en la que ocurrió el seísmo.

Un auténtico caos que terminó confirmando lo que fue una de las mayores tragedias que ha sufrido la ciudad en toda su historia. «¡Qué horror! ¡Qué desgracia inaudita! Al derrumbarse la mole de las iglesias cogió a muchos sacerdotes que celebraban los divinos oficios y el hundimiento de las casas aplastó a los padres con los hijos, a los señores con los criados y los sepultó vivos en sus propias moradas», llega a describir el autor de la misiva, entre otros pasajes con los que da cuenta de la gravedad de los hechos. Fueron unos años muy complicados que la ciudad tuvo que asumir de imprevisto y prácticamente sin recursos.

Unos hechos que, según describe el escrito emitido por Pedro Mártir de Anglería al Arzobispo de Cosenza, también afectaron a otras ciudades del entorno más cercano, como por ejemplo Baza, Guadix, Vera e, incluso, también a Granada, en cuya Alhambra describe la caída de piedras de varios de los muros interiores y externos, aunque los daños sufridos por este lugar fueron menores que los que acusó Almería, que fue una de las localidades peor paradas de este fenómeno natural.

Un cuarto de siglo después

El del terremoto acontecido en el año 1522 no es el único texto que se ha encontrado como referencia a aquellos dramáticos hechos. Años más tarde, el cronista Pedro Mejía cuenta, al correr del 1547, que «en la ciudad de Almería derribó la fortaleza y casi todas las torres y muros de la cerca de la ciudad y la iglesia mayor y todos los otros templos con ser los más de ellos de fuerte y excelente labor; de manera que murieron enterrados vivos los más de los vecinos, principalmente niños y mujeres que no pudieron tan presto huir que fueron millares y quedó la ciudad asolada», constatando, además, que el Emperador estableció ayudas especiales para la capital y todos sus habitantes debido a la gravedad de los hechos acontecidos en la ciudad andaluza. Fue otro episodio trágico en la historia de la capital almeriense.

Había pasado un cuarto de siglo entre los dos relatos y, en el segundo, aún se describe que la reconstrucción de la ciudad de Almería aún no se había podido completar del todo. Tal fue el extremo y la radicalidad de los destrozos que acaecieron en esta tierra en aquellos tiempos del siglo XVI, que se considera por muchos que Almería volvió a nacer, tras haber sido enterrada en vida.

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