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VÍCTOR HERNÁNDEZ BRU
Domingo, 11 de junio 2017, 01:38
Más allá de los artistas que, con pasaporte almeriense, han ido pasando por la noche de los tiempos, Almería ha sido tierra de acogida de algunos de los más grandes de la música, las letras y las artes, que han coincidido en el libro de historia de esta provincia por unos motivos o por otros.
Para mucho, canciones, libros, películas; ha dado la estancia de John Lennon. Algo menos de tinta ha hecho correr la infantil estancia de Federico García Lorca, una de las más grandes plumas que ha dado la literatura española y que, además de por sus méritos artísticos, pasó a la historia como símbolo de la barbarie de la Guerra Civil española.
Federico García Lorca pasó unos años de su infancia en Almería, aunque según los autores que relatan ese paso por la ciudad almeriense, las fechas 'bailan' en unos casos con respecto a otros.
Seguramente la mayor profundidad de detalle se lo ha dado, a esa estancia, el profesor Pascual González Guzmán, que en 1964 publicó una serie de documentos, incluyendo el examen de acceso de Federico al Instituto de Almería.
Con su maestro Rodríguez
En todo caso, lo que sí está comúnmente aceptado es que Lorca paso esos años en la ciudad debido a que fue enviado por sus padres a proseguir con su educación y enseñanza de la mano del maestro Antonio Rodríguez Espinosa.
La familia del poeta había conocido al maestro en Fuentevaqueros, donde éste ejercía su profesión antes de pasar por algún otro destino, para terminar en Almería. En la cuna de la familia García Lorca, se había estrechado la amistad con el maestro, que en los primeros años del siglo XX dirigirá la escuela del Hospicio de Almería.
El propio Lorca contará, años después desde Nueva York, en una nota autobiográfica escrita en 1929, que «a los siete años fui a Almería, donde estuve en un colegio de escolapios y donde comencé el estudio de la música. Allí hice el examen de ingreso y allí tuve una enfermedad en la boca y en la garganta que me impedía hablar y me puso a las puertas de la muerte. Sin embargo, pedí un espejo y me vi el rostro hinchado, y como no podía hablar, escribí mi primer poema humorístico, en el cual me comparaba con el gordo sultán de Marruecos Muley Hafid».
Había nacido, como es sabido, en 1898 en Fuentevaqueros; y fue su madre, doña Vicenta Lorca, quien le enseñó las primeras letras, cuando aún era maestra y compañera del propio Rodríguez Espinosa, en la escuela del pueblo.
Su llegada a Almería, aunque no está inequívocamente documentada, se supone en 1905, para preparar su ingreso en el Instituto de la mano de su maestro de niño. Es público el documento con su prueba de acceso en la que se le pedía un dictado de un texto del Quijote.
Su estancia se prolonga hasta 1909, cuando la antes referida enfermedad bucal hace a su familia pensar en el regreso a Granada, donde estudiará en el Sagrado Corazón de Jesús. En Almería, Lorca se hará, como él mismo ha explicado en el entrecomillado antes reproducido, poeta y escritor e incluso publicará sus primeros textos en prensa local.
Una prensa entonces liderada por El Radical como periódico republicano y La Independencia como órgano republicano, sin olvidar al decano La Crónica Meridional.
Lorca se hace Lorca
El Radical incluso llegó a hacer pública la noticia de la llegada del padre de Federico a Almería, cuando comenzaba a avanzar el acuerdo con su maestro para que se hiciera cargo de la educación del futuro literato. En casa de su maestro vivirá y en la Escuela del Hospicio avanzará en su educación, cultura y conocimiento de las letras y los números, hasta ingresar en el Instituto, poco antes de que su propio maestro pase a ocupar la plaza de la Escuela del Barrio Alto.
Una estancia de la que quedan algunos testimonios, como actas y documentos de su paso por la escuela y el Instituto, algunas publicaciones en prensa, algunos relatos y poesías y también referencias suyas, como la ya antes referida o una en la que alude a los mítines del entonces político y escritor, diputado por Almería, José Martínez Ruiz.
Lorca regresaría a Granada pero no olvidaría nunca Almería, hasta el fin de sus días, allá por el año 1936, cuando fue fusilado en plena Guerra Civil, por sus ideas políticas avanzadas y por su condición de homosexual, en lo que fue uno de los grandes escándalos del conflicto, que provocó el rechazo unánime internacional.
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