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Miguel Cárceles
Madrid
Miércoles, 9 de octubre 2024, 12:18
La Indicación Geográfica Protegida Tomate de La Cañada ha relanzado su marca con el objetivo de ganar volumen y acudir a los mercados con producto suficiente en calidad y cantidad para exhibir la buena labor y el excelente sabor de los cultivos de tomate en la ribera izquierda del Andarax. Casi 20 años después de que se pusiera en marcha, la IGP Tomate de la Cañada necesita ganar en volumen y diversificar el producto -más allá del tradicional asurcado o del Raf- para con ello poder lanzar en los mercados campañas de imagen de marca de suficiente impacto como para incrementar el precio del producto y ganar cuota en los sectores poblacionales con mayor capacidad de compra.
En una presentación que ha tenido lugar en el estand de Gusto del Sur (la marca gourmet de la Junta de Andalucía) en el pabellón nueve de IFEMA, en Fruit Attraction, el presidente de la Indicación Geográfica Protegida, Francisco Francisco Belmonte, ha trasladado la enorme importancia que tiene para los productores de La Cañada y Níjar, las dos zonas diferenciadas de mayor producción de tomate en la provincia, la declaración de la IGP y la posibilidad de «diferenciarse» frente a otros productos con características determinadas. «Para ver la importancia que tiene la IGP solo hay que ver ue en toda Europa sólo hay una más activa, la de Sicilia. Así podemos ver la magnitud que tiene poder certificar productos», indicaba Belmonte.
La IGP vio sus primeros pasos en el año 2007. Entonces salía a los mercados con un pliego de condiciones muy exigente para las empresas de la zona. «Lo hicimos pensando en los asurcados y el Raf», confesaba Belmonte. Sin embargo, esta exigencia tan relevante supuso también un freno para el desarrollo de las capacidades que aporta la certificación geográfica del producot. «Cuando quieres tener poco volumen sobre una certificación, chocas con la necesidad de comunicar», aseveraba el responsable de la IGP y de otra parte, presidente de Biosabor.
Con el relanzamiento, lo que persigue la IGP es justamente romper con esas casuísticas. Esto es: bajar la exigencia impuesta al producto para su certificación, ganar volumen de producto y, como derivada, tener mayor capacidad de inversión en construcción de una imagen de marca que permita ganar ese valor añadido que debiera aportar la IGP y que en la actualidad no tiene un desarrollo suficientemente notable. «Queremos que en la IGP estemos todos los productores de la zona de La Cañada y de Níjar. Por ello, debemos dar un empujoncito y que la administración ayude lo que pueda», subrayaba Belmonte en el atril del estand de la Junta de Andalucía en la Feria. «Mantenemos una excelente calidad, ahora producimos con agua de la desaladora, que no tiene tanta conductividad pero que aporta salinidad a los productos. No afecta al sabor pero sí a la calidad. Ahora necesitamos tener la mayor masa crítica que sea lo más grande posible para tener recursos para diferenciar nuestra excelente producción del resto», refería el representante de Tomate de La Cañada, acompañado por Antonio Román (Agroponiente), Antonio Bretones (CASI) y Adelina Salinas (ZOI Agrícola).
Belmonte ha referido cómo tras casi 20 años de IGP los productores de Almería ya tienen el «expertice» para avanzar en una diferenciación de producto que favorezca la venta de tomate almeriense en el exterior con un mayor valor de mercado. «Tenemos a la cuarta generación de agricultores dentro de los invernaderos. Cuanto más tiempo llevamos haciendo cosas, mejor salen. El de La Cañada es el mejor tomate del mundo, vamos a decírselo a los consumidores», refería Belmonte.
Almería lleva décadas ansiando una imagen de marca unificada que permita vincular la producción hortofrutícola de invernadero a los adjetivos de seguridad alimentaria, calidad y producción garantizada en cantidad para alimentar a todo el continente europeo incluso cuando hay decenas de países que no pueden producir por cuestiones climáticas. Otras producciones agroalimentarias han conseguido algo parecido: es el caso de Plátano de Canarias, ejemplo que siempre se pone sobre la mesa en Almería cada vez que el tema se debate en los mentideros agrarios. Otras producciones han conseguido lanzar marcas de éxito vinculadas a productos específicos, como ocurre con las sandías Fashion o los aguacates Sigfrido.
Con alguna diferencia, la IGP Tomate de La Cañada persigue certificar sabor y calidad, pero con una producción suficiente que le permita llegar a los mercados con capacidad como para influir en los hábitos de consumo de los ciudadanos europeos.
El tomate es uno de los productos agrarios de mayor consumo doméstico y uno de los más tradicionales de Almería. Sin embargo, la competencia -por precio- del mercado marroquí ha reducido el volumen por la rentabilidad baja de las producciones más estandarizadas. El proyecto IGP busca poner el foco en las producciones premium para incrementar el valor añadido.
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