
El Gran Poder, silencio y fe, rachea por el asfalto zapillero
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El barrio capitalino de El Zapillo se vuelca en devoción, salida entre la dificultad, y el silencio como música de fondoAroa García
Almería
Lunes, 14 de abril 2025, 23:17
A pesar de que el cielo no estaba despejado, el lunes nos dio una tregua tras un Domingo de Ramos complicado para los cofrades. Desde la Iglesia de San Pío X, el mar y el cielo se veían grises, pero el tiempo respetó la noche del Lunes Santo y la Hermandad del barrio del Zapillo pudo realizar su Estación de Penitencia con tranquilidad este año 2025.
Nazarenos de negro, en silencio, llegaban a las inmediaciones de la parroquia a la espera de iniciar su Estación de Penitencia a partir de las 18:30. Y, llegada la hora fijada, iniciaban su difícil recorrido hacia el centro de la ciudad. Un cortejo que crecía en número, con nazarenos de túnica negra, los mayores con cinturón de esparto y los pequeños con cíngulo morado, avanzaba lentamente, formando una comitiva rigurosa, cuidada y muy bien uniformada, que confería a la cofradía un aspecto de absoluta sobriedad.
Se produjo una de las salidas más difíciles y silenciosas de la ciudad, en la que el esfuerzo, las miradas y las palabras justas cobraron especial significado. El paso del Señor no salió 'arriao'; tuvo que salir más bajo. Media cuadrilla dentro, el resto fuera. Sacaron el paso en cuclillas, un esfuerzo titánico para comenzar la salida. Fuera, los demás ayudaron. Y el capataz, Luis Corpas, cuando el Señor estuvo fuera, levantó el paso con maestría para colocarle los zancos y permitir que los costaleros se pusieran en pie. Ese fue el momento decisivo para colocarle al Señor las Potencias, al Rey de su barrio, al imponente Señor del Gran Poder. Y fuera, su barrio, en silencio, esperaba verle en la calle.
En su paso, con su monte de claveles rojos, una tradición en el Señor, sobresalían en las cuatro esquinas los faroles plateados, luz de Dios en esta noche de Lunes. El Señor lució distinto este año, aún más señorial y elegante, estrenando una saya donada por un grupo de hermanos que quisieron contribuir a que el Nazareno del Gran Poder tuviera en su ajuar una saya bordada. Bordada por el taller de costura de Isabel García Miralles, la saya tiene profusos bordados y es denominada 'de los Caballitos', por los detalles de caballitos de mar, en honor a su barrio del Zapillo, barrio marinero.
Y volvió a sonar el silencio del Gran Poder, el roce de sus pasos, el tintineo de los incensarios, los golpes de la pértiga del cuerpo de ciriales, la voz sosegada y medida del capataz. Nada más. No era necesario más. Y así reinó Él, el Señor con la Cruz a cuestas, tallado por Navarro Arteaga que impresionaba al verlo acercarse, con una singular manera de andar que provoca la impresión de que el Señor camina hacia el público.
La noche del Martes Santo comenzaba cuando se volvió a oír el roce de los pasos en las inmediaciones de San Pío X. Habían llegado a la Catedral, habían realizado su Estación de Penitencia, y la Hermandad regresaba a su sede, poco a poco y en silencio. Allí, en San Pío X, los esperaba su Madre, María Santísima del Mayor Dolor y Traspaso, la titular mariana que aún no realiza su Estación de Penitencia, y que, junto a San Juan, recibía a su Hermandad para bendecirlos y cobijarlos al llegar de regreso. Porque la Madre los esperaba allí, los acogía y los cuidaría durante el resto del año.
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