El año 2024 capitula este martes dejando tras de si una Almería radicalmente distinta de aquella que comenzó hace justo 12 meses. Quienes llevamos ya algunas décadas primero leyendo la hemeroteca diaria y después escribiendo la historia más actual de nuestra tierra en periódicos, conocemos ... de buena tinta –nunca mejor dicho– cómo algunas de las transformaciones que vamos a dar por sentadas en cuestión de meses supusieron años de lucha soterrada, nunca mejor dicho venidos al caso, para lograr que Almería, esa tierra del rincón peninsular ultraperiférico, lograra hacer oír su voz más allá de la mojaquera que señala el límite de la provincia en Fiñana.
En 1995, el cineasta Álex de la Iglesia culminaba 'El día de la Bestia' con un diálogo ingenioso en el que Álex Angulo (en el papel del padre Ángel Beriartúa) y Armando de Razza (Profesor Cavan) digieren el anonimato que conllevan las pequeñas intrahistorias por muy trascendental que pueda resultar su éxito. «Nadie sabrá que hemos salvado el mundo», inquiere Cavan al sacerdote en esa medida de áreas terrestres que es, para cualquier madrileño –incluso en ocasiones hasta bordear el ridículo más estrepitoso– el Parque del Retiro.
«Almería tuvo que esperar a que desde las centralidades de Madrid y Sevilla se dictaminara sobre lo que iba a ocurrir a más de cuatro horas de viaje en tren»
Sin llegar a la exageración, más digna de burla que de ser tenida en cuenta, este año 2024 ha tenido algunos de esos puntos álgidos que nadie recordará el día de mañana y que, sin embargo, marcarán el futuro de Almería con caras, ojos y firmas que aportaron su grano de arena. Lo que se está construyendo hoy en la capital y en su entorno más directo es, sin lugar a duda, algo muy grande. Y a veces quienes somos testigos activos de la realidad, quienes la observamos desde la atalaya con el objetivo de alejarnos de la tensión del día a día para ver con mayor claridad el horizonte –los periodistas tenemos algo de vigías– tenemos la sensación de que ni siquiera nosotros somos conscientes de cuán relevante está siendo.
Sin ápice de subjetividad, sólo acudiendo a las cifras económicas, la del soterramiento es, sin lugar a duda, la obra urbanística más relevante que va a afrontar Almería en la primera mitad de siglo. Ha costado casi 40 años de tiras y aflojas cristalizar 200 millones de euros de obra pública, años y años de tramitaciones urbanísticas y de negociaciones, de tiras y aflojas, de intereses enfrentados, de partidismo oculto y de almeriensismo latente, de hacer ver fuera de Almería la relevancia que tenía para las dinámicas urbanas de la capital acabar con una cicatriz que lejos de ir estrechándose, se iba ensanchando conforme a Almería le crecían las costuras en los barrios de Levante.
«¿Ya no nos acordamos de que todo estuvo a punto de encallar por la titularidad de un parking?»
Y ha salido por los pelos: va a ser el último soterramiento integral que va a ejecutarse en España ahora que los principales partidos políticos –esos mismos que a diario se echan los trastos a la cabeza– han encarrilado el acuerdo para sacar adelante la Ley de Movilidad Sostenible que pondrá cerco a las megalomanías con las que se premió a algunas urbes en detrimento de la rentabilidad social y económica de otros proyectos como el almeriense que tuvieron que esperar a que desde las centralidades de Madrid y Sevilla se dictaminara sobre lo que iba a ocurrir a más de cuatro horas de viaje en tren.
Las integraciones que están a día de hoy en agenda –con Almería como último contrapunto– son algo bien distinto, mucho menos ambiciosas que la transformación radical que está experimentando la capital almeriense. Costó tiempo, pero llegó. Vimos caer el puente de Los Molinos, vimos caer el viaducto de la autovía del Aeropuerto y cerrarse el paso inferior de La Goleta. Y este 2025 veremos cómo se viene abajo el puente de la avenida del Mediterráneo para hacer de Almería una ciudad más cómoda, accesible, agradable al peatón, transitable, más entretejida. ¿Ya no nos acordamos de que todo estuvo a punto de encallar por la titularidad de un parking?
«Lo que se está construyendo hoy en la capital y en su entorno más directo es, sin lugar a duda, algo muy grande»
Pero aún queda una Almería que desencallar: la que debe conectar, inmediatamente después, el tren con el Puerto. Y en eso seguimos tan en pañales como en 2017. Aún resuenan en mi cabeza las palabras de asombro de Carlo de Grandis, el italiano responsable entonces, hace casi una década, de la Red Transeuropea de Transportes (TEN-T) para España y Portugal al conocer que un puerto de mercancías de interés general del Estado estaba a 200 metros de las vías del tren sin que los raíles accedieran a los muelles. En Bruselas fui testigo de cómo los colores de su cara mutaban conforme conocía los detalles de la infraestructura local. Cómo las vías desaparecieron porque misteriosamente amanecieron embutidas bajo el asfalto. Y cómo desde ese momento, en los 80, no había sido posible restablecer la natural relación entre ambos medios de transporte, existente en todos los puertos españoles de interés general del estado salvo en dos:Almería y Motril. «La apuesta de la UE pasa por la descarbonización del transporte y en ellos es crucial la intermodalidad entre el barco y el tren, que la reducen entre un 70 y un 90%», dijo entonces. Nada ha cambiado desde entonces. Nada.
«Igual que a un año sigue el otro, al soterramiento deberá seguir la conexión ferroportuaria»
Se sepa o no quién salvó el mundo ese 'Día de la Bestia', no se puede dejar que los proyectos perezcan entre protagonismos. El soterramiento abrirá en 2026 –las obras van en tiempo y forma– habiendo pasado por cuatro presidentes del Gobierno, cuatro presidentes de la Junta de Andalucía y cinco alcaldes. Solo tres aparecerán en la placa cuando se corte la cinta. Y ni siquiera sabemos si serán los que están o los que puedan estar por venir. Pero está claro que enterradas, ocultas, permanecerán en el anonimato miles de microhistorias. «Quien planta árboles sabiendo que nunca se sentará en su sombra, al menos ha comenzado a comprender el significado de la vida», dejó escrito Rabindranath Tagore.
Igual que a un año sigue el otro, al soterramiento deberá seguir la conexión ferroportuaria. Sólo la muerte impide pasar de año en año. Sólo la falta de afán podrá dejar morir un proyecto económicamente crucial para la Almería del futuro más inmediato.
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