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Expósito, durante el directo de 'La Mañana' desde el Museo de la Guitarra de Almería.
«Los periodistas pecamos de 'tertulianitis'»

«Los periodistas pecamos de 'tertulianitis'»

Ángel Expósito Director de 'La Mañana' de la Cadena COPE

Javier García Martín

Lunes, 2 de marzo 2015, 01:29

Ángel Expósito es una de esas voces que saben al primer café de la mañana. Al menos, desde hace unos meses. En un principio, el tono firme pero cercano con el que siempre desmenuza la actualidad tomaba forma de teletipo al frente de Europa Press, antes de transformarse en voz de mando en el diario ABC y dar el salto a la televisión como responsable de informativos de La 10 y cronista de muchos de los debates políticos que caben en los botones de un mando a distancia o en la dial de una radio. Desde los micrófonos más tempraneros de la COPE, Expósito trata de edificar hoy una revolución a dos aguas: la propia como profesional (autocrítica, adaptativa) y la colectiva en 'La Mañana' (desafiando al resto de voces en una búsqueda del santo grial del éxito). Esta semana trajo su programa a Almería.

-Lo primero de todo, ¿qué tal lleva eso de madrugar?

Mal. Puedo buscar alguna excusa, pero no. Lo llevo francamente mal. Lo que pasa es que no deja de ser una gozada de proyecto y de programa. Cuesta levantarse, pero al minuto estoy como una moto.

-Ha dicho y ha repetido que es fundamental para los periodistas de Madrid salir de la Villa y Corte. ¿Qué ha visto en Almería?

Sí, es fundamental y hago autocrítica. En Madrid estamos absolutamente politizados. El periodismo y la política vamos de la mano con una retroalimentación insoportable. Cuando uno sale fuera, se da cuenta de que hay mucho más. Rajoy, que es de provincia, decía hace mucho tiempo algo así como que «en Madrid estáis equivocados, España es mucho más». Y es verdad. Y cuanto más lejos te vas, mejor, como a los córners: Almería, pero también Huelva, Coruña o Canarias. Sirve de ejercicio de desintoxicación.

-¿Es ese clientelismo el mayor de los vicios periodísticos?

No, yo creo que es el exceso de opinión, la tertulianitis, de la que yo he participado. Y luego quizás hay otro que es la lejanía con la sociedad. ¿Tú crees que todo lo que publicas le interesa a la gente? ¿O, más bien, le interesa a los periodistas? Hay que hacer un ejercicio de aproximación al cliente. Si nos alejamos, es en parte culpa nuestra y creo que eso ocurre.

-Esa es una de las líneas estratégicas por las que dijo que apostaría en su programa, además del humor.

Se intenta. Si consigues meter en el mismo cóctel el humor -o más bien la simpatía, la empatía- con música, entretenimiento, información y opinión libre, te sale la mezcla perfecta y lógica. Otra cosa es que lo hagamos o aprendamos a hacerlo. Que haya exceso de una cosa sobre las otras sería un error.

-Proliferación de escuelas, despidos en medios, crisis del papel, nuevas tecnologías... Un periodista joven, ¿qué puede esperar de esta profesión?

Periodistas van a hacer falta y muchos más. Lo que pasa es que la profesión, en particular en España, está en una tormenta especialmente perfecta y complicada con cuatro elementos. El primero es la revolución tecnológica, digital e industrial brutal en la que estamos sumidos y que solo se puede comparar con la aparición de la imprenta en el siglo XV. En segundo lugar, se ha producido un cambio en el receptor, en el cliente, que requiere mucha más información pero por otros medios y soportes que ya no son solo el papel o la radio.

-¿Y los otros dos?

Se ha dado un cambio en el ejercicio del oficio. Yo soy agenciero, y no doy una noticia igual ahora que hace cinco años. Solo cinco años. Ahora hay que ser muy multimedia... Y todo eso, sin un puto duro por culpa de la crisis, es hoy la profesión.

-Entonces, ¿hay esperanza?

Pues claro, porque periodistas van a hacer falta siempre. ¿Cómo y cuándo? Ya lo veremos. La túrmix del proceso es tan bestial que estamos ahora mismo en pleno mogollón del terremoto.

-En este temporal, ¿han cambiado los criterios periodísticos?

No. Pero si tienen que hacerlo, es a mejor, a acercarnos a la gente, no a los políticos. Ni los políticos a los periodistas. Hemos pecado de tertulianitis, de exceso de opinión, de exceso de politización y de retroalimentación político-periodista y periodista-político. Conviene que nos separemos o, por lo menos, que no hagamos monopolio informativo de la política.

-Pues toca hablar de política. ¿Qué tal le ha parecido el alcalde? ¿Y el presidente de la Diputación?

El presidente de la Diputación me ha parecido majete: es el típico cargo histórico que no quitas ni con aguarrás hasta que se vaya, ya sea por carisma o por raíces. Luego, el alcalde me ha parecido un tipo interesante, pero muy serio, al que no conocía. En general, hay grandes alcaldes y son gente con un peso político y un conocimiento muy interesante. Seguramente si esto fuera extrapolable al Congreso de los Diputados, ganaríamos mucha categoría política.

-Ha entrevistado a prácticamente todo el mundo a quien tenía que entrevistar. ¿Hay alguna pregunta que le haya quedado pendiente?

Sí. Absolutamente. Siempre te quedan preguntas por hacer. Cuando entrevistas a un presidente del Gobierno, un ministro, un jefe de Estado o un alcalde a los cinco minutos se te ocurre algo que tenías que haberle preguntado, si eres autocrítico. Pero las entrevistas duran lo que duran. No pueden ser eternas.

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