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David Roth
Almería
Lunes, 19 de agosto 2024, 16:45
En Almería hay establecimientos hosteleros, por no llamarlos museos gastronómicos, que perduran inmutables en el tiempo. Y es que para qué cambiar aquello que funciona. Eso mismo ha trasladado Pablo Briones, 'Pbrionesmqz' en la red social X (antes Twitter), gastronómo que, durante sus vacaciones, en las que ha elegido Almería como destino, ha visitado varios puntos culinarios de la zona de las que ha hecho un recorrido virtual en su perfil.
Uno de ellos ha sido el Bar Santa María, localizado en el 161 de la N-340, concretamente en Huércal de Almería, que ha evocado recuerdos nostálgicos entre sus seguidores de toda España.
Para Pablo, visitar este conocido bar de la zona, ha sido como «viajar a los 70», en un bar regentado por tres hermanos «que ofrecen el mismo menú desde hace 50 años».
“BAR SANTA MARÍA” (N-340, 161, Huércal de Almería)
— PabloBM (@pbrionesmqz) August 17, 2024
Viajar a los 70 a un bar regentado por tres hermanos que ofrecen el mismo menú desde hace 50 años.
Llegas, “¿un huevo frito o dos?”, después te dejas llevar y van trayendo cosas: embutidos (puede ser frito), habas, jamón,… pic.twitter.com/HWAycwxHDm
Según relata, nada más llegar al bar, le ofrecieron «¿un huevo frito o dos?». Tras ello, el comensal debe dejarse llevar, puesto que «van trayendo cosas», como embutidos, que «pueden ser fritos«, habas, jamón, ensalada de tomate y patatas fritas.
«¿Para qué cambiar las cosas que funcionan? ¡No se necesita más para ser feliz!», relata el comensal. Todo por un precio de alrededor de 15 euros, incluyendo las bebidas.
Entre otros muchos detalles que conserva el emblemático establecimiento, destaca el «suelo de terrazo, ventiladores de aspa en el techo, neveras con placas de hielo, jamones y longanizas colgadas, manteles de papel o el sonido de los huevos friéndose en el aceite…». «Y mientras los tres hermanos Cantón trabajando en silencio, cada uno a su tarea», añade.
No ha sido el único local que ha visitado Pablo durante su estancia en tierras almerienses. También ha parado en el bar Nevada, al que califica como «el mejor bar del mundo»; el Barrio Alto de El Alquián, del que destaca su pulpo en aceite, «obligatorio pedirlo» acompañado de pan «para degustar ese jugo untuoso de llorar»; la Marisquería La Barraquilla, también en El Alquián, de la que se hizo eco de su género de pescado con su precio por kilo, «que eliges en el mostrador y te lo cocinan» en el momento, acompañado de Cristina Calvache blanco, y un chiringuito en el que ha saciado su sed y hambre con unas migas de sémola y una cerveza congelada. «No necesito más», ha terminado Pablo.
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