Guainos, donde el agua se abre paso

Caminando por la rambla se siguen las rodadas de los vehículos. En esta zona hay algunas viviendas a ambos lados, algunas rehabilitadas. El agua debe comenzar a acompañarnos ya en este tramo, si es que no lo hacía desde el principio.

En pocos minutos hay un cruce, junto a un cortijo. Un poste indica que podemos tanto seguir recto, por la rambla, o subir a nuestra izquierda. Se debe seguir recto, por la rambla, para así pasar por las estrechuras, utilizando sólo la alternativa de la izquierda si la rambla llevara una cantidad de agua que vaya a impedir cruzar las estrechuras.

Pasamos bajo una estructura a modo de puente para una tubería y entramos directamente en la primera de las estrechuras. Dos paredes verticales a cada lado se van acercando hasta dejarnos un pasillo por el que discurre el agua. Estaremos un rato por este corredizo, unas veces llano y fácil de caminar, y otras con rocas escalonadas sobre las que tendremos que ir subiendo junto a pequeñas cascadas.

En algunos tramos encontraremos que el ancho está ocupado por el agua y rocas inclinadas por lo se han habilitado cadenas, a las que nos tendremos que agarrar para evitar caer al agua, o hierros, para ir poniendo los pies. Salimos a un espacio más abierto donde la vegetación es más abundante. Tendremos que estar atentos, ya que el sendero abandona la rambla a nuestra izquierda y nos alejaremos un poco de la rambla, ascendiendo por unas terrazas de cultivos abandonadas. Pasamos junto a un molino de agua y llegamos a un cruce donde llegaríamos de haber tomado la alternativa para evitar las estrechuras. Tomamos nuestra derecha y volvemos a acercarnos a la rambla aunque desde bastante altura, por lo que se inicia un rápido descenso hasta el cauce, junto al que recorremos un tramo con bastante vegetación que nos dificultará la caminata. Tendremos que estar cruzando la corriente a un lado y a otro continuamente.

Pasamos por otra estrechura, no tan cerrada como la primera pero también de gran belleza, con algunas pequeñas cascadas, donde destaca una en zig-zag, y un túnel de cañas que tendremos que atravesar. No será el primero. La rambla se abre de nuevo y unos minutos más tarde volvemos a abandonarla, en este caso a la derecha, ya que un caos de grandes rocas impide el paso. Nos vemos obligados a realizar un corto pero duro ascenso para salvar este obstáculo y, a continuación, volver a bajar a la rambla.

Llegaremos a la última estrechura donde se encuentra la cascada de mayor altura, aunque lo hace de manera escalonada. Unas cadenas a la izquierda nos ayudarán a salvar el desnivel existente. Aunque con cierta dificultad, la mayoría de las personas podrán superar esta 'prueba'. En la parte superior encontraremos otra cascada que finaliza en un pequeño remanso, es un rincón con mucho encanto. Seguimos avanzando y la rambla ya se va abriendo poco a poco.