El asesinato de tres ejidenses a manos de inmigrantes iniciaron un estallido de violencia en las calles. Tras dos décadas, la convivencia es una realidad, pero sigue quedando trabajo por hacer
Víctor J. Hernández Bru
Almería
Lunes, 2 de noviembre 2020, 17:58
Las últimas semanas han supuesto un nuevo rebrote de tensión racial y en relación con la inmigración, debido al asesinato del profesor francés Samuel Paty a manos de un inmigrante yihadista en París.
Ello ha acontecido en el mismo año en el que se han cumplido dos décadas de los denominados 'sucesos de El Ejido', un brote de tensión en torno a este mismo ámbito de la inmigración, a propósito de tres asesinatos cometidos por inmigrantes sobre ciudadanos de esta localidad almeriense.
Los dos primeros fueron cometidos por un asilado político palestino, que asesinaba a dos empresarios agrícolas, dos empresarios, uno de ellos el que le había dado trabajo. Corría el mes de febrero cuando, un sábado, se producía el primero de los asesinatos, protagonizado por este inmigrante que estaba sometido a tratamiento psicológico.
El pueblo ejidense se echó pacíficamente a la calle en protesta por lo que entonces se entendía como actos de violencia recurrente por parte de un segmento de población inmigrante, pero justo una semana después, en el transcurso del mercado de Santa María del Águila, la joven Encarnación López, de 26 años, sorprendía a otro inmigrante, éste de origen marroquí, intentando robarle el bolso, quien terminaba asesinándola.
Fueron tres muertes violentas en apenas una semana, a manos de dos inmigrantes y sobre población local, que desataron la única reacción violenta global que se conoce en la historia reciente de la provincia contra la inmigración.
Estallido violento
Tras las concentraciones pacíficas, el entierro de la tercera víctima desató una reacción violenta. El suceso fue protagonizado por el entonces subdelegado del Gobierno en Almería, Fernando Hermoso, a quien algunos de los asistentes confundieron durante el sepelio con un representante de asociaciones en defensa de los derechos de los inmigrantes.
Hermoso Poves tuvo que ser protegido y evacuado de urgencia ante el cariz que estaban tomando los acontecimientos, que se desbordaron esa misma noche, con violencia sobre locales comerciales regentados por inmigrantes y la quema de neumáticos e incluso vehículos en la vía pública.
El domingo fue un día de descontrol social y ausencia de seguridad, que motivó que el Ministerio del Interior tuviera que enviar a un total de 500 agentes de refuerzo al día siguiente, para apaciguar la situación, procedentes de Valencia y Murcia, sumados a los 150 que ya habían llegado desde Málaga, Granada, Sevilla y Madrid.
En esos días se produjeron cargas policiales, registros y persecuciones, en especial en la pedanía antes mencionada de Santa María del Águila y también en Las Norias de Daza, además de cortes de calles y carreteras, incluida la Autovía A-7 a la altura de El Ejido, con protestas de la población autóctona ante las situaciones de inseguridad que estaban viviendo y que se habían visto desbordadas por tres asesinatos en muy pocos días.
También se produjeron asaltos a viviendas y persecuciones callejeras. En aquellos días, no pocos ejidenses denunciaron que hasta la localidad habían llegado un grupo de alborotadores que estaban protagonizando parte de estos actos; un 'modus operandi' que se ha repetido en los siguientes 20 años en todos los focos de conflicto social que se ha producido en el país.
¿Qué pasó después?
Las autoridades autonómicas y nacionales, con el presidente de la Junta de Andalucía, Manuel Chaves, y el ministro del Interior, Jaime Mayor Oreja a la cabeza, lanzaron en los medios de comunicación mensajes de concordia y llamadas a la calma para restablecer la normalidad. El entonces alcalde ejidense, Juan Enciso, pedía una actuación conjunta para proteger también a la población local.
La violencia se extendió a otros puntos del Poniente y se registraron también actos violentos, por ejemplo, en Las Cabañuelas de Vícar. Sólo el paso de los días consiguió que se serenasen los ánimos.
Los hechos encendieron la mecha de diversas actuaciones en pro de la integración, fundamentalmente por parte del Ayuntamiento de El Ejido, como aquella campaña 'El Ejido Multicolor'. El nivel de integración es muy alto, aunque desde las diferentes administraciones no se ha logrado solucionar la existencia de guetos y poblados de infravivienda que, en los últimos años, han crecido sobremanera en poblaciones como El Ejido o Níjar.
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