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Chema Artero

La UAL y la empresa buscan sinergias para la empleabilidad y el impulso económico

Cuatro expertos de la UAL y del mundo de la empresa debaten cómo conectar ambas esferas en un desayuno informativo organizado por el diario IDEAL

David Roth

Almería

Jueves, 2 de junio 2022

Los estudios universitarios han sido y son un vehículo esencial a la hora de ofrecer a los jóvenes una mayor empleabilidad. Pero el mundo laboral cada vez exige una mayor adaptación a los constantes cambios devenidos por el rápido avance tecnológico. Hay sectores que notan cada vez más como en determinadas universidades los estudiantes salen sin los conocimientos transversales requeridos para entrar de lleno en el mercado. La Universidad de Almería es pionera en la relación con el tejido empresarial, por ello, de la mano de IDEAL, nace el Desayuno informativo para mostrar desde una visión amplia a la universidad como motor del cambio. En esta mesa redonda, que presidieron el vicerrector de la UAL, Juan García; la presidenta del Consejo Social, María Dolores Hidalgo; el presidente de la Cámara de Comercio, Jerónimo Parra; la CEO y gerente de la empresa Real Track System; y que moderó el delegado de Ideal Almería Miguel Cárceles. Un debate en el que se arrojó la idea de la universidad como entrada al mundo del empleo y a la empresa, y cómo se beneficia la universidad de la empresa.

Pese a no participar en la mesa redonda posterior, Carmelo Rodríguez Torreblanca, rector de la Universidad de Almería, dio su particular visión de la situación sociolaboral almeriense.

Para Rodríguez Torreblanca «esta dinámica aporta la visión de otra gente y son claves de manera excelente de hacer este debate más permeable acercando a los ciudadanos y haciéndolos partícipes para que estos sean trabajadores y emprendan». Como informaba el Ideal en recientes piezas, Almería registra la mayor tasa de actividad y el menor índice de paro de Andalucía, siendo la cuarta en territorio nacional. Sin embargo, el número de desempleados, que buscan su primer trabajo o que llevan más de un año sin conseguirlo son casi la mitad, es decir, de los 46.000 almerienses que no tienen trabajo, más de 22.000 son de esta índole, de los cuales en torno a 15.000 son jóvenes.

Aunque queda claro que ser universitario mejora la probabilidad de reducirse a la mitad las tasas de desempleo, solo el 14% de los jóvenes almerienses tienen estudios universitarios. En cualquier caso, encontrar empleo depende en gran medida de la acción coordinada de todos los agentes que estamos implicados en el proceso. Ese enfoque transversal con especial hincapié en la educación superior es importantísimo para generar esos itinerarios. La orientación de los jóvenes es fundamental, así como crear más empleo en los sectores emergentes. Para ello es vital «adaptar formas educativas que permitan aprender en entornos reales, para lo que es esencial la formación dual». Para el rector, los jóvenes tienen que saber conectar con el sector empresarial y ser actores comprometidos con la responsabilidad social. Bien es cierto que Almería es una provincia de naturaleza emprendedora, con tejido productivo y con sectores versátiles y a su vez con potencial turístico, con una oferta fundamental de servicios, siendo todo vital para la sostenibilidad traduciéndose en un motor del empleo, «de lo que se beneficiaran los jóvenes y los universitarios».

Entrando en la mesa redonda a cuatro, el vicerrector Juan García destacó que «no son pocas las claves para mejorar la empleabilidad». Desde el punto de vista universitario, esgrimió que «la intención es encontrar las claves para encontrar una vía directa en la que los universitarios entren de manera ordenada y colectiva al tejido empresarial de Almería». Una situación que se ve muy favorecida por el filtro que es la universidad y que es esencial seguir transmitiendo, pues «ir a la universidad significa aumentar su empleabilidad en un 50%». La primera tarea pasa por captar cada vez más estudiantes. En ese sentido se tienen que desplegar varios elementos fundamentales: Primero, incrementar de manera importante las relaciones con las empresas para realizar una alianza fuerte. En estos últimos seis años «se ha conseguido bastante y ese es el primer objeto de formación e inserción, el Programa de Experiencias Profesionales». Por otro lado, «disponemos del intercambio de profesionales y de las charlas en las aulas, en las que van a la clase y explican en qué consiste el trabajo, cómo se llega hasta ese punto laboral en concreto y los ámbitos de emprendimiento».

Otro elemento, que a veces por conocido no se dice, es que la UAL ha apostado por tener prácticas obligatorias en todos los grados, «algo que no pasa en todas las universidades de España». También se constituyó el programa Talento de la UAL, en el que «en 2016 había 40 becas y en este 2022 son 140 con un esfuerzo importante de Cosentino». Otra apuesta sería incorporar a las empresas a los títulos, apareciendo junto con los nombres y apellidos del alumno y sus profesores. También disponen del programa Apadrina Talento. Una de las grandes problemáticas empresariales es que no consiguen captar talento. Para García es esencial «cambiar el chip, pues el nuevo perfil del joven es uno que busca otras cosas». La actitud emprendedora es fundamental, «un líder tiene que ser un emprendedor y entendemos esa actitud como una competencia transversal», explicó el vicerrector. Finalmente, existen en la UAL servicios como la Bolsa de Empleo y una agencia de colocación, «en los que a veces hay déficit». «En pandemia había perfiles de ingeniería o salud imposibles, tenemos que seguir trabajando para mejorar en esas cuestiones», finalizó García.

Prosiguió en el ámbito universitario María Dolores Hidalgo. Desde el Consejo Social «insistimos mucho en acercar los valores, pues no sabemos qué profesiones se van a crear en el futuro, pero sí tenemos la certeza de que muchas van a desaparecer». Tener esa capacidad de reacción y estar cerca del tejido productivo se convierte en algo esencial. La universidad está haciendo el esfuerzo, pero también «tenemos que acercarnos las empresas y asumir el compromiso que la sociedad tiene con los universitarios». Hidalgo también insistió en la importancia de seguir con prácticas y la formación dual, pero, del mismo modo, en la importancia de «la actitud y el talento de estos jóvenes que están terminando sus estudios». Todo es cambiante, por lo que cobra importancia la transversalidad de las habilidades que puedan utilizar en cualquier organización más allá de los conocimientos teóricos que dispongan. Los programas e iniciativas de emprendedores o reforzar el papel comercial puede marcar la diferencia, comunicar en público, compromiso, trabajo en equipo... «hay que incidir para que la sociedad sea consciente y aporte su parte».

Para Jerónimo Parra Segura, desde una visión empresarial, el aporte significa tener estudiantes en prácticas y moldear a esos estudiantes para beneficio de la empresa. «La empresa y la universidad debemos trabajar juntos en una labor importante para el desarrollo de la provincia», aseguró, siendo la formación dual una de sus apuestas personales. Parra detalló que a los empresarios «nos cuesta trabajo y mucho dinero traer técnicos formados« y que la inmensa mayoría de las empresas »no puede permitirse terminar de formar».

Piensa que la universidad en general, no la de Almería, ha estado muy alejada de lo que es la empresa y que «han ido a un ritmo distinto». En experiencias cercanas de un ingeniero recién salido del horno, «la formación que trae está muy desfasada y son ideas aplicadas hace diez años, eso no puede pasar, tenemos que estar más acompañados». Con la UAL, no tiene nada que ver. «Cada vez que hemos hablado con ellos nos han recibido con los brazos abiertos y tienen ganas e ilusión en corregir esas deficiencias que nosotros explicamos».

Algo que es vital y «nos encanta para reducir el desempleo entre jóvenes», aunque le gusta aún más «formar a un emprendedor, porque a largo plazo va a reducirse mucho más el desempleo». También hizo referencia al pequeño comercio de pueblo, al que «vamos a ayudar para que el propietario sepa lo que vale su negocio desde lo más más básico, saber lo que cuesta el café o el gasto de luz para que ese negocio no fracase«.

Para Parra, la persona más lista es la empresaria, una palabra que mucha gente la lleva como explotadora. «La inmensa mayoría no somos explotadores y si alguien lo es me niego a llamarlo empresario, será otra cosa, palabras más fuertes», aclaró. Resaltó, una vez más, la importancia de esta línea de colaboración. «Vuestros profesores y catedráticos tienen que acercarse más a la empresa, estamos hablando de mandar a los a los alumnos, pero también los profesores tienen que saber cómo nos estamos moviendo, sacan cosas positivas para transmitir a los alumnos para que lleguen mejor preparados».

La siguiente en intervenir fue Isabel Pérez Segura, que conoce de primera mano los procesos universitarios para con las empresas.

«Cada día hace más años, pero todavía me acuerdo de cuando empecé mi carrera de empresariales», iniciaba Pérez. Ella, como tantos otros, comenzó en la UAL viniendo de «una familia normal, no empresarios excepcionales ni pequeños ni grandes». Siempre dispuso de actitud y vocación. Al llegar ya surgió la idea de montar una asociación de emprendedores junto con la AJE. «Ahí empieza mi germen de empresaria, pues empiezo a tener esas inquietudes». Prosiguiendo en su experiencia personal, detallando su encuentro con el Servicio de Empleo de la universidad. Aunque había estudiado empresariales y tenía bases «no sabía cómo encontrar financiación».

La empresa era un reto intelectualmente difícil, pero también monetariamente. «Para mi sorpresa me ayudaron gratuitamente a realizarlo. Las chicas, Vanesa, Noelia, se quedaban sábados, domingos y muchas noches trabajando y tomándolo como propio, y eso me sirvió de muchísima ayuda, entender que la empresa que yo quería montar era de base tecnológica sirvió para denominar esa clasificación y encontrar planes específicos de ayuda». Siguió el camino siempre de la mano de la universidad.

«Trabajé con profesores, ahora mis propios empleados son egresados de la universidad, gente a la que hemos hecho prácticas y becas». Los programas de amadrinamiento y apadrinamiento también han aportado su granito de arena, porque «aprendes de personas que te dicen te va a pasar esto y yo hice así' y eso no tiene precio, la experiencia de terceros que se han caído y se han levantado». Ahora se encuentran en una situación autosostenible. «Somos rentables, pero aún estamos usando los servicios de la universidad para captar talento, aunque nos está costando encontrar ingenieros, que es la base de nuestro desarrollo de producto».

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