Pedro Sánchez sí ve ahora el adelanto electoral

No ha sido una semana fácil para el secretario general del PSOE. Se desayunó el mismo lunes con la sorpresa de que Susana Díaz barruntaba un adelanto electoral del que nada le había dicho y tras el que muchos socialistas ven el primer acto de una obra que pretende acabar con la presidenta de la Junta al frente del partido. Y, cuando trataba de recomponer la postura, se topó con la noticia del encuentro secreto entre José Luis Rodríguez Zapatero y el líder de Podemos, Pablo Iglesias. Ahora asegura que todo está bien, que ve «razones objetivas» para que la líder andaluza llame a las urnas y que el expresidente «puede reunirse con quien quiera y hacer lo que quiera con su agenda».

Tras el obvio esfuerzo por aparentar normalidad, sin embargo, son visibles las huellas de la tormenta interna por la que intenta navegar el dirigente socialista. Él mismo relató en la emisora catalana Rac1 que fue este miércoles cuando por fin habló con Díaz sobre sus planes. Y allí mismo se vio impelido a subrayar que se siente «más que legitimado» para dirigir el partido y, lo que es casi más relevante, que nadie se puede sentir engañado porque él se haya postulado ya para ser el candidato del PSOE a presidir el Gobierno. No es un comentario a humo de pajas. Díaz, que también trató de bajar el diapasón del ruido interno, insistió en que apoya a su secretario general. «Tenemos una relación fluida», dijo. Pero siempre se ha negado a dar a Sánchez su apoyo para aspirar a la Moncloa y algunos de los barones que, junto a ella, ayudaron a colocarlo en la cúspide del partido reiteran una y otra vez que se ha lanzado a una piscina vacía al dar por hecho que también tenía su aval.

La muesca causada por Zapatero también duele aún en Ferraz. Y si Sánchez no lo hizo explícito, sí otro miembro de su ejecutiva, Luz Rodríguez, secretaria de Empleo. No pudo ser más elocuente. «No sé a santo de qué -dijo- se reúne un expresidente del Gobierno socialista con los dirigentes de Podemos».