Ya tenemos constituido el Congreso y Senado, con la toma de posesión de sus miembros, respectivos presidentes y cargos de las Mesas en esta undécima legislatura. Es la primera vez que el presidente de la Cámara Baja no pertenece al partido que ha ganado las elecciones. La aritmética parlamentaria lo permite y hay que respetarlo. La suma de PSOE y Ciudadanos con la abstención del PP ha hecho que el socialista y exlendakari Patxi López se convierta en la tercera autoridad española. Su elección no puede tacharse de «búnker», es un acuerdo sustentado en una amplia mayoría de diputados y votos en las urnas. Las intransigencias e imposiciones denotan en política sentimientos totalitarios. ¿No estamos en tiempos nuevos, en los que hay que buscar los acuerdos? Aún así, la democracia no ha llegado ahora como algunos quieren hacer creer. Empezó a construirse en la Transición y hemos alcanzado un sólido Estado de Derecho. Es verdad que se han cometido errores pero gozamos de una convivencia pacífica y solidaria, que también hay quienes parece que quieren destruir. Si la lucha contra la corrupción no ha sido contundente o eficaz por falta de transparencia, nadie puede ampararse en el victimismo o en la persecución. La financiación de los partidos y el cumplimiento de las leyes afecta a todos, los viejos y nuevos.
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