Entiendo que haya vetos y principios, unos irrenunciables, pero otros si no gustan pueden cambiarse. Acierta Sánchez en rechazar ese chantaje exclusivo y excluyente que le planteó Iglesias
Eduardo Peralta
Domingo, 7 de febrero 2016, 17:09
Ya sabemos que ahora vivimos tiempos nuevos en política, los acontecimientos se precipitan y la incertidumbre nos atenaza. Este martes Pedro Sánchez aceptó el encargo del Rey para ser investido como presidente del Gobierno.
El candidato socialista inició los contactos con otras fuerzas. Tiene el balón en sus piernas y lo ha lanzado al aire. Intenta arrancar con una jugada apoyándose en Ciudadanos, pero Rivera quiere que el Partido Popular esté en el equipo «de alguna manera». Este gesto de apertura y sumatorio, de los pocos observados, honra a Albert Rivera aunque el resultado está por ver. Populares y socialistas se manifiestan como el agua y el aceite, cada uno corre por su banda. Imposible que vistan la misma camiseta.
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