A Ciudadanos, uno de los dos partidos emergentes, nadie puede negarle su implantación nacional, aunque su fundación date de hace más de diez años y sus orígenes se remonten a Cataluña. Allí inició y continúa con una labor impecable en la defensa constitucional y ha logrado consolidarse como cuarta fuerza electoral en España. Recogió los restos del naufragio de Unión para el Progreso y la Democracia (UPyD), cuyo pecado original fue el hiperliderazgo de Rosa Díez, pero Albert Rivera ha sabido desprenderse de su propia imagen como único referente de C's, al dar cancha a otros dirigentes para que corran la banda. No están exentos de una falta de estructura interna y cuadros solventes, por lo que hay lugares como en Jaén capital donde se han diluido como un azucarillo, mientras en otros (Almería) han conseguido una cierta visibilidad y sacar rédito a sus iniciativas.
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