Susana Díaz entre Manuel Chaves y José Antonio Griñán. EFE

El 'annus horribilis' del PSOE-A

La pérdida de la Junta y la sentencia de los ERE jalonan el año de mayor infortunio del socialismo andaluz | El partido que lidera Susana Díaz se reconoce en 'shock' por los varapalos, pero confía en el «patriotismo» de las bases para remontar

Domingo, 8 de diciembre 2019, 11:59

La alarma sonó en el móvil de Susana Díaz a primera hora de la tarde del 2 de diciembre de 2018 cuando le llegaron datos de la abstención en feudos socialistas, sobre todo en Sevilla. Las llamadas urgentes a los secretarios locales y alcaldes resultaron ... tardías para movilizar a los 399. 799 votantes de 2015 que o bien confiaron en otra formación o se quedaron en casa. Los socialistas prefieren creer esto último, dado que hubo 336.442 abstenciones más que en las elecciones autonómicas anteriores y se las atribuyen todas. En las generales de abril y noviembre, el PSOE recabó más de 500.000 y 400.000 sufragios, respectivamente, que en las andaluzas de aquel 2D.

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Un año después, los análisis siguen siendo variopintos y según la corriente socialista que los haga. Lo verdadero es que aún ganando las elecciones, el PSOE perdió la Junta de Andalucía aquel día, que no es solo el Gobierno, sino también el Parlamento. Por primera vez la derecha, aunque dividida en tres formaciones, sacó la mayoría absoluta necesaria para propiciar un vuelco histórico y controlar ambas instituciones. Todos los que compartieron con Susana Díaz la aciaga noche electoral de los socialistas en un hotel sevillano frente a la Plaza de España, asumieron pronto que no habría mucho que hacer. Cs había avisado de su sociedad preferente y aquella misma noche Juanma Moreno (PP) y JuanMarín (Cs) hablaron sobre la posibilidad de gobernar juntos, eso sí, con el apoyo necesario de Vox. Algunos en el PSOE-A aún confiaron en el vértigo de Cs a pactar con la formación ultraconservadora, que por primera vez obtenía representación en un parlamento en España, en concreto 12 diputados, pero el desengaño vino rápido. El pacto a dos bandas ya estuvo listo antes de Nochebuena, aunque quedaran flecos por atar hasta el 16 de enero, cuando Moreno fue investido primer presidente de la derecha en la Junta.

El traspaso de poder estaba en marcha desde hacía semanas, pero a partir de ese día puede considerarse que el tic tac del 'annus horribilis' para el PSOE andaluz anunciado el 2 de diciembre echaba a andar. El 'shock' por la pérdida de poder se distrajo con las victorias electorales de las generales y municipales de abril y mayo, pero aún habría de llegar un nuevo varapalo tan inesperado como el revés electoral. La dirección regional del PSOE no tenía plan b el 2 de diciembre, agarrado a las encuestas que vaticinaban su victoria rotunda tejida más por la debacle que se barruntaba para el PP,que por el entusiasmo que generaba un partido con 37 años en el poder. Nadie vio venir a Vox hasta última hora, y tampoco con tanto respaldo en las urnas como obtuvo.

Sin plan b para la sentencia

Del mismo modo, tampoco el 'staff' de San Vicente, sede regional socialista, tenía un plan b para la sentencia de la pieza política del 'caso de los ERE', que se sabía que caería en otoño al cumplirse un año del comienzo del juicio. Fue el 20 de noviembre. Hasta pocos días antes de hacerse pública la sentencia (como ocurrió con las elecciones), corría cierto optimismo en las filas socialistas, basado este en que habría absoluciones, entre ellas la de Manuel Chaves, y como mucho solo condenas de prevaricación. La dureza de la sentencia, con inhabilitación para Chaves y penas de cárcel para diez excargos socialistas de la Junta, entre ellos el expresidente José Antonio Griñán, pilló desprevenidos a todos, salvo al PP, que conocedor del caso como acusación, había preparado racciones a varios escenarios. Este era uno de ellos.

La poderosa maquinaria del PP para minar al PSOE, ahora en el Gobierno, se debe sobre todo a su gran conocimiento del caso de los ERE. Y como bien advierte el consejero de Presidencia, Elías Bendodo, «esto no acaba aquí». Hay dos presidentes de la Junta manchados por la corrupción política que suman 23 años de los 37 gobiernos socialistas, pero el cerco se extiende también a José Rodríguez de la Borbolla, presidente entre 1984 y 1990, sobre cuyo hermano, Pedro Rodríguez de la Borbolla, pesa una investigación por presunto fraude en una de las piezas abiertas por las ayudas de la macrocausa de los ERE, en concreto por 3,7 millones de euros para empresas de corcho en la Sierra Norte de Sevilla. Aún sin estar señalado en ninguno de los procesos, Borbolla también puede verse salpicado.

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Cada vez que se le preguntaba a los dirigentes del PSOE andaluz por cómo iban a prepararse para la sentencia, todos respondían que se trataba de algo «amortizado», algo del pasado con lo que Susana Díaz «nada tiene que ver». Los únicos mensajes orquestados eran los de incidir en la honestidad de Chaves y Griñán, que no tuvieron ningún enriquecimiento con este asunto como sí otros del PPen los casos 'Gúrtel' y 'Bárcenas'; e insistir en que en la sentencia no aparece nombrado el PSOE ni alusión alguna a financiación ilegal de este partido. Hasta el propio Chaves en sus primeras declaraciones a la 'Ser' tras su condena admitió que el PSOE sí puede verse afectado porque los condenados eran cargos de este partido durante gobiernos socialistas. «Nos guste o no la gente lo identifica con el PSOE», respondió.

El equipo de Díaz (fraguado con exconsejeros y exasesores de sus gobiernos en la Junta) se topó con la realidad en el Pleno del Parlamento siguiente a la condena, en el que todos los debates estuvieron plagados de alusiones a la sentencia hasta el punto de hacer coincidir a PP, Cs y Adelante Andalucía (Podemos e IU) en durísimas frases contra el PSOE y en pedir la dimisión de Susana Díaz. Adelante incluso presentó a la Mesa del Parlamento una propuesta de reprobación de Díaz y sus gobiernos, además de los de Chaves y Griñán.

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Díaz, del mismo modo que se escudaba tras el 2D en sacar pecho por haber ganado las elecciones, aunque perdiera la Junta; Tras los ERE insiste en que también ha de remarcarse que en su etapa se cambió el sistema y se pusieron todos los medios para que algo así no volviera a ocurrir. Un mensaje trenzado con deseos como el que el Tribunal Supremo rebaje las condenas a los expresidentes o los absuelva; reconocimiento de que se está «en shock» porque se ha condenado a dos referentes históricos del PSOE. «La situación anímica es de dolor y vergüenza», admite un cargo orgánico; pero también consignas de «patriotismo» de partido en las agrupaciones para remontar.

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