El relevo de Juan Espadas por la vicepresidenta María Jesús Montero al frente del PSOE de Andalucía podría traducirse en un menor nivel de interlocución y en una mayor dificultad para llegar a acuerdos entre el Gobierno andaluz y el principal grupo de la oposición. ... Ese es el temor que existe en la Junta, según puso de manifiesto el presidente, Juanma Moreno, en la primera sesión de control de presente curso parlamentario, inaugurado esta semana, y la primera también que se celebra desde el cambio en la dirección del PSOE de Andalucía.
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Espadas confirmó este jueves su renuncia al escaño y la fórmula de cortesía que se suele utilizar cuando un miembro relevante de la Cámara abandona la actividad parlamentaria –agradeciendo el trabajo realizado y realzando sus cualidades– se convirtió en toda una declaración política que dejó en evidencia el pesimismo con que el Gobierno andaluz afronta la nueva etapa que inauguran sus rivales políticos. «Tengo que reconocer que el señor Espadas ha tenido una actitud, un talante y una disposición a llegar a acuerdos y de hecho hemos llegado a acuerdos en los años en los que ha tenido la responsabilidad de ser secretario general –dijo el presidente de la Junta–, incluso algunos acuerdos que estaban cerrados parece que ahora se van a romper como consecuencia del cambio en la dirección del partido». Moreno no explicó a qué acuerdos se refería, pero fuentes consultadas por este periódico sostienen que se trata del nombramiento de la persona que quedará al frente de la institución del Defensor del Pueblo, cuyo actual titular, Jesús Maeztu, tiene ya el mandato caducado. «Ha tenido siempre una actitud y un talante que espero, deseo y me gustaría confiar que no se perdiera en el Grupo Socialista en esta nueva etapa», dijo el presidente en relación a quien ha sido jefe de la oposición durante los últimos dos años y medio.
Tres quintos
El nombramiento del Defensor del Pueblo requiere de una mayoría de tres quintos de la Cámara, es decir un mínimo de 66 diputados, por lo que el Partido Popular necesita del apoyo de otro grupo. Tanto desde el Gobierno como desde las filas socialistas se reconoce que ha habido negociaciones, pero mientras que fuentes de la Junta aseguran que el acuerdo sólo estaba a falta de la firma, en el PSOE-A sostienen que sólo se ha consensuado que sea una mujer, pero no que el trato estuviera cerrado. Estas fuentes señalan que ninguno de los nombres propuestos desde la Junta convencieron en las filas de los socialistas.
En un breve encuentro de despedida con los periodistas parlamentarios, Juan Espadas no detalló hasta dónde llegaron las negociaciones, llevadas hasta ahora con la máxima discreción, aunque resaltó que ya no le correspondía a él firmar ningún pacto que comprometiera a su partido para el futuro.
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El cargo de Defensor del Pueblo Andaluz quedó formalmente vacante el pasado septiembre, cuando expiró el segundo mandato de Jesús Maeztu al frente de la institución. Desde entonces, según consta en una resolución de la Presidencia de la Cámara, sigue ejerciendo la función «hasta tanto no se proceda a la toma de posesión del titular designado para el siguiente mandato por el Parlamento».
La despedida de Espadas, que hoy formalizará la renuncia a su escaño en el Parlamento, confirmó el principio de que la mejor fórmula para conseguir que en política se reconozcan méritos ajenos es marcharse. Este jueves, al finalizar el último pleno en el que el ex secretario general socialista participaba como parlamentario andaluz, el presidente de la Cámara, Jesús Aguirre, agradeció a Espadas «su talante, su capacidad de negociación y su trabajo intenso y extenso» y le deseó suerte en su responsabilidad como senador autonómico. La despedida de Espadas fue saludada con un prolongado aplauso por parte de la mayoría de los diputados de la Cámara, reconocimiento al que no se sumaron los diputados de Adelante Andalucía y de Vox. Cuando los parlamentarios de este grupo se retiraban, se escuchó con nitidez como uno de sus miembros lanzaba un insulto al llamar «golfo» al ex líder socialista.
Horas antes, durante la sesión de control, Juanma Moreno, y Ángeles Férriz, agradecieron el trabajo de Espadas y acabaron enzarzados en una discusión después de que la portavoz socialista reclamara al presidente de la Junta que pidiera perdón al secretario general saliente «por el daño causado a su familia durante todo este tiempo», en relación a las acusaciones de enchufismo contra la mujer del dirigente socialista formuladas en la comisión de investigación de la Faffe.
El presidente respondió acusando a los socialistas de haber limitado a Espadas desde el primer momento su capacidad de liderazgo. Moreno censuró que en el PSOE le pidieran a quien entonces era alcalde de Sevilla que sacrificara ese lugar para asumir una responsabilidad a nivel autonómico para posteriormente «machacarlo desde el primer día». Quienes se comportaron de esa manera, según Moreno, «están sentados ahí (señalando a los escaños del Grupo Socialista) y en Madrid».
Una vez formalizada la dimisión, el escaño será ocupado a partir del próximo pleno por Verónica Pérez, que ocupaba el sexto lugar en lista del PSOE por Sevilla.
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