Susana Díaz, aún presidenta en funciones hasta que el miércoles sea investido Juanma Moreno como su sucesor en la Junta, compareció ayer en la sede regional del PSOE andaluz para inaugurar formalmente su etapa como líder de la oposición. En ese papel, envió varios mensajes, ... tanto a su partido como al nuevo poder andaluz de la derecha. Expresó que no abrirá ningún proceso de sucesión como le sugieren desde la dirección nacional del PSOE, sino que permanecerá al frente del grupo parlamentario ejerciendo una oposición «responsable, constructiva y útil» y de «dique de contención» de las políticas de la «extrema derecha».
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Lo hará, además, convencida de que habrá elecciones antes de que acabe la legislatura por la «inestabilidad» de un gobierno «que nace como un pato cojo» porque «lo que uno ha firmado el otro dice que no vale», en alusión a la calificación de «papel mojado» de Cs sobre el pacto del PP con Vox; y porque los partidos que lo sustentan «ni se miran ni se hablan», en referencia a las diferencias entre Cs y Vox. A la espera de que se rompa el pacto a dos bandas liderado por el PP, Susana Díaz dijo estar preparada para concurrir de nuevo a las urnas y recuperar la Junta para su partido. Informó además que no será senadora por la comunidad autónoma. «Yo sólo quiero estar al frente del grupo parlamentario», remarcó.
Díaz compareció como secretaria general del PSOE andaluz vestida de verde y blanco. Es un gesto que ha repetido otras veces, el de envolverse en la bandera andaluza para reivindicarse políticamente. Era su primera comparecencia ante los periodistas tras confirmarse el acuerdo del PP, Cs y Vox que llevará a Juanma Moreno a la Presidencia de la Junta. «Espero que las decisiones del nuevo gobierno no se tomen en Madrid», ironizó sobre el protagonismo de las cúpulas nacionales del «tridente de la derecha» en el pacto de investidura. Díaz apareció serena, sonriente y contundente en sus afirmaciones, logrando el objetivo de no figurar como la 'Boabdil' que entrega las llaves del gran territorio socialista del sur a la derecha. No hubo ninguna autocrítica por la pérdida de poder y ninguna invitación a la reflexión en su partido a la travesía del desierto que les depara tras el día 16, cuando 660 cargos, la mayoría socialistas, deban abandonar con ella la Junta.
La voluntad de las urnas
Reconoció la legitimidad del nuevo gobierno. Hasta cinco veces lo repitió. «El PSOE va a reconocer siempre la legitimidad del Gobierno que salga del Parlamento la semana que viene. Espero que no se vuelva a poner en duda la voluntad de las urnas», dijo recordando las críticas del PP cuando este ganó las elecciones en 2012 sin mayoría absoluta y no pudo gobernar por la coalición PSOE-IU, cuyas negociaciones ella protagonizó. Los populares calificaron aquella coalición de «pacto de perdedores». Díaz comunicó haber ordenado un «traspaso de poder ejemplar» al vicepresidente en funciones, Manuel Jiménez Barrios, como muestra de la normalidad institucional en un cambio de gobierno. «Daremos una lección», afirmó.
A la par que reconocía la legitimidad de los que le apean del poder, también apeló a la suya para reivindicarse como la ganadora de las elecciones del día 2 de diciembre. A su victoria «insuficiente para gobernar» se aferra Díaz para defender su derecho a quedarse como jefa de la oposición, en una clara advertencia a los que quieren moverle la silla. «Si hubiera perdido me habría ido, pero he ganado las elecciones», respondió. «No es solo mi voluntad, es mi responsabilidad tras haber sido refrendada por las urnas por más de un millón de votantes», insistió.
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Díaz no dejó resquicio a la duda sobre su futuro al frente del PSOE andaluz, esquivando cualquier pregunta sobre las indirectas llegadas desde Ferraz, como la del propio Pedro Sánchez cuando habla de «fin de ciclo» en Andalucía. «Sé que voy a tener a todos a mi lado para devolver al PSOE al Gobierno de la Junta», afirmó tras asegurar que siempre ha estado «a disposición» de su partido, «incluso cuando era chica».
Preguntada por su relación con Sánchez, asegura que este supo que se quiere quedar y le trató con «cariño» cuando hablaron por última vez para felicitarse las navidades. Quiso diferenciar, no obstante, lo orgánico de lo político, y dijo que en lo primero «no tengo ninguna discrepancia con Pedro», pero sí admitió que en lo político pueden surgir discrepancias. «Cuando haya que defender decisiones que afecten a Andalucía siempre lo diré», anotó recordando su posición sobre el independentismo en Cataluña.
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La decisión de Díaz ha sido respaldada por algunos barones, como el presidente de Extremadura, Guillermo Fernández Vara. Los sanchistas en Andalucía dicen respetarla, pero el delegado del Gobierno, Alfonso Rodríguez Gómez de Celis, recordó, no obstante, que la candidatura a la Presidencia deberá someterse al voto de la militancia.
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