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Si cualquier persona –incluso José Félix Tezanos– hubiese hecho ayer un sondeo en el Parlamento de Andalucía, probablemente habría resultado que dos de cada tres encuestados pensaban que se trataba de un día histórico. El tercero sería Susana Díaz. Era la frase más comentada. ... Esa y 'qué hay de lo mío'.
Media hora antes de empezar la segunda sesión del pleno de investidura de Juanma Moreno, el periodista –dicho en tercera persona para disimular– se encuentra a un exparlamentario granadino:
–¿Estás calentando en la banda?
–Como los almonteños, preparando el salto de la reja –ironiza–. Voy a escuchar al juez Serrano (Vox) y después te invito a un café –hace una promesa que más tarde incumple para demostrar que, pese a ser exparlamentario, aún lleva un político dentro.
En la tribuna hay notable presencia granadina –en pocas semanas, alguno dejará de ser 'notable'–. Está Juan Cano, el presidente del Consejo Consultivo en peligro de extinción; el diputado Luis Salvador (Cs), con un auricular sin cable en el oído derecho; y en un lateral, bajo el arco de la primera capilla del hospital de las Cinco Llagas, el motrileño Carlos Rojas asiste impertérrito sentado bajo un extintor, por si el futuro gobierno necesitara un 'apagafuegos'.
Algunos periodistas que le conocen de su etapa de portavoz popular –dejó muy buen recuerdo entre la prensa– le saludan después en el patio: «Voy a hacerme una foto con Agustín Bravo», comenta una de ellas. La casualidad quiere que pase por delante Agustín Bravo, el auténtico. Se han llegado a parecer más.
Entre el público está también el presidente del Consejo Económico y Social, Ángel Gallego, que, sentado junto a la secretaria regional de UGT, Carmen Castilla, atiende circunspecto la intervención del portavoz de Vox con la barbilla apoyada sobre una mano; apenas sonríe para dentro ante alguna de las citas del juez Serrano, con la cautela suficiente para no engullir el caramelo que presumiblemente tiene en la boca.
Serrano –con corbata entre verde Vox y verde pistacho– logra concluir su intervención pese a las interrupciones desde la bancada socialista que obligaron a mediar hasta en tres ocasiones a la presidenta del Parlamento, Marta Bosquet. Serrano se retira y recibe la sutil aprobación de su compañero de escaño, el granadino Francisco Ocaña.
En el Parlamento hay dos tipos de personas: los que están obligados a tragarse el pleno y los que se van a la cafetería. Es el terreno neutral. Hay una norma no escrita que impide a los periodistas hacer fotos en el bar del Parlamento. Por eso, el periodista –que es más de bares que de fotos– se camufla con un grupo de populares granadinos para intentar gorronear un café; dado que la primera víctima potencial aún anda en paradero desconocido.
El corrillo lo forman el secretario del partido en Granada, Pablo García; el concejal de la capital Antonio Granados; el exalcalde de Dúrcal José Pazos; y el diputado provincial Antonio Ayllón. A las 11.55 entra en la cafetería el líder de Vox, Santiago Abascal, que se detiene para atender a un conocido youtuber justo en la mesa donde se encuentra el todavía portavoz de la Junta.
Abascal se acerca a iniciativa propia al grupo granadino y saluda a Pablo García, al que conoce de su etapa en Nuevas Generaciones. Educadamente hace lo mismo con el resto; incluido el periodista, a quien felicita por el nuevo gobierno.
Santiago Abascal acapara la atención en la cafetería. Hasta el diputado cordobés del PP Rafael Merino le toma una foto con un seguidor –no se sabe de cuál–. En ese instante se incorpora al corrillo granadino un exalcalde de la provincia y muestra un mensaje de whatsapp donde un contacto le ofrece ser el candidato de Vox por el municipio.
En una esquina del patio central consulta el móvil el exparlamentario granadino de Ciudadanos José Antonio Funes:
–¿Te han ofrecido algo? –pregunta el periodista a la desesperada porque hasta ese momento lo más noticiable que ha conseguido ha sido estrecharle la mano a Santiago Abascal.
Funes no responde ni que sí ni lo contrario. No sería descabellado que entrara en algún nivel del futuro gobierno.
La que tampoco sabe nada –dice– es la popular Marifrán Carazo, a estas alturas la principal baza granadina, aunque se haya taponado su primer destino: Educación. Sus compañeros especulan ahora con la posibilidad de que todavía pueda aspirar a una consejería –Cultura, en concreto–, pero la competencia es mucha y hay más destinos abiertos; por ejemplo, dentro del propio grupo parlamentario.
Las derrotas tienen pocos compañeros. Las victorias inútiles, todavía menos. Era más fácil encontrarse con un superviviente de UPyD que con un dirigente socialista. Sobre todo porque ayer no se fletaron autobuses. En cambio, hubo desembarco del PP de Granada. Pablo García envió una lista de nombres de tres folios que sumaban un centenar de militantes:
–Es el día de La Toma –ironiza uno, en explícita alusión a la pretensión de Vox de trasladar el 28F al 2 de enero.
–La Reconquista –apunta otro.
Ayer fue el día de 'La Toma' del 16 de enero. A partir de las 17.30, cuando Susana Díaz pudo atravesar el patio del Parlamento sin que le siguieran las cámaras.
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