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La resignación frente al cambio climático está aumentando en España y lo hace a una notable velocidad. Crece hasta el punto de que el porcentaje de fatalistas españoles, de quienes piensan que ya no es posible frenar el calentamiento global ni paliar las catástrofes y ... muertes que traerá, está entre los más altos del continente. Así lo detecta el barómetro que cada año, el 22 de abril, con motivo del Día Internacional de la Tierra, monitoriza la evolución de la percepción ciudadana sobre la amenaza del calentamiento global en 33 países de los cinco continentes.
La mayoría de españoles sigue apoyando los planes y medidas que tratan de frenar hasta donde sea posible el mayor riesgo actual contra la vida en la Tierra, pero cada vez son más los apáticos, los que no ven mal bajar los brazos ante lo que estiman un fenómeno inevitable. Los pesimistas no han dejado de aumentar en los últimos tres años, de forma especial en los últimos doce meses. Son ya el 25%, uno de cada cuatro españoles, quienes piensan que el cambio climático está fuera de control y que ya es tarde para frenarlo o para evitar sus daños, según el estudio realizado por la multinacional demoscópica Ipsos. De hecho, el nivel de fatiga climática española es tan elevado que en Europa solo lo superan los franceses, y por la mínima (26%).
Quienes piensan que España debería hacer más y profundizar en la lucha contra el cambio climático son el 62%, pero han bajado cinco puntos en el último año. La involución que se percibe entre los ciudadanos hace que tampoco rechine enterarse de que casi un tercio piensa, por contra, que al país, a su tejido industrial y a sus habitantes se les piden demasiados sacrificios contra el calentamiento global.
Pero el bloque de preguntas que mejor ilustra el rápido avance de quienes están dispuestos a tirar la toalla es el que mide si los ciudadanos piensan que quienes no actúan para combatir el cambio climático fallan a todos los demás. Aunque son mayoría quienes así lo defienden, han descendido año tras año desde 2022, con una caída media del 16% en el último bienio.
Quienes censuran a los ejecutivos nacional, autonómico o local el que no sean ambiciosos en esta pelea han pasado del 70% de 2022 al 59% de hace dos meses (la encuesta se realizó entre enero y febrero), un retroceso idéntico al de quienes piensan que las empresas que no se comprometen contra el calentamiento global fallan a empleados y clientes y muy similar al de los que estiman que quien no hace en el día a día lo que puede por reducir la emisión de los gases de efecto invernadero traiciona a las generaciones futuras, que han bajado del 73% al 61%, doce puntos menos en dos años.
El crecimiento del fatalismo climático es un fenómeno mucho más pronunciado entre los españoles que entre las españolas y, lo que resulta aún más preocupante, está tendencia está calando especialmente entre los grupos de edad más jóvenes. Entre quienes consideran que la catástrofe climática es algo ya inevitable, se haga lo que se haga, destacan los 'millennials', los que rondan la treintena. Lo suscriben el 28% de ellos, tres puntos por encima de la media. De hecho están nueve puntos más resignados que sus padres o abuelos, los 'baby boomers', entre quienes solo caen en ese pesimismo el 19%.
Pero la pregunta que con más claridad retrata la resignación joven en España es la que pide que digas si estás de acuerdo con que solo con que todos hagamos pequeños cambios en nuestra vida cotidiana se obtendría un gran impacto sobre el cambio climático. Respaldan la eficacia del compromiso personal el 70% de las españolas y el 60% de los españoles, pero donde de verdad se agudizan las diferencias es en la comparación por edades.
Los 'baby boomers', las generaciones de posguerra, que oscilan entre los 60 y los 78 años, apuestan en un 76% por la valía de las acciones cotidianas frente al respaldo de solo un 43% de la 'generación Z', los veinteañeros, 33 puntos más escépticos. Es más, el 26% de españoles y el 25% de veinteañeros defienden que no tiene sentido cambiar su comportamiento para hacer frente al cambio climático porque, de todos modos, no se logrará diferencia alguna. Una visión pesimista que solo comparte el 16% de las españolas e igual porcentaje de los 'baby boomers'.
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