![El gran quejigo de Júrtiga, en las dehesas de Alhama de Granada](https://s1.ppllstatics.com/ideal/www/multimedia/201806/28/media/cortadas/Quejigo-de-jurtiga-panoramica-kQLE-U60189683903l0C-624x385@Ideal.jpg)
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Es un enorme castaño al que se le suponen más de 400 años de vida. Tiene una altura de 20 metros y un perímetro de diez en su base. Es el castaño conocido como El Abuelo, el árbol más conocido de la vereda de la Estrella, la senda que desde Güéjar Sierra, bordea el Genil aguas arriba para adentrarse en el corazón de las altas cumbres, bajo las caras norte del Mulhacén y la Alcazaba. Muy cerca de la cumbre del cerro de la Salchicha, en el Haza del Lino, junto a la carretera entre Torvizcón y Órgiva, otro castaño se levanta sobre un pie que también posee casi diez metros de perímetro para soportar una altura de 15; y en el barranco de la Umbría crecen pinsapos, ejemplares del abeto de Andalucía que se alzan diez metros hacia el cielo. Son claros ejemplos de árboles singulares, de ejemplares arbóreos que forman parte de las referencias de los municipios y sus gentes, que desde hace siglos contemplan el paso de la historia bajo sus ramas y han sufrido los rigores de tormentas, sequías, talas, e incluso guerras, que han servido de punto de encuentro, de escenario para celebraciones, y que en realidad son parte fundamental de los ecosistemas en los que se encuentran y refugio para la biodiversidad, para multitud de especies que encuentran en ellos protección y alimento.
En la historia de los pueblos hay siempre algún árbol, bosque o arboleda ligado a alguna de las más importantes efemérides. En Andalucía oriental existen un total de 177 árboles singulares, según los datos recogidos en el Catálogo de Árboles y Arboledas Singulares de Andalucía, de los que la provincia de Granada posee 63 ejemplares considerados únicos y 32 arboledas con características que las hacen especiales; Jaén posee 62 árboles y 17 arboledas, mientras que en Almería son 52 árboles y 14 arboledas.
En cada una de estos territorios, sobre todo en sus espacios naturales protegidos, parques naturales y el Parque Nacional de Sierra Nevada, existen ejemplares conocidos por todos, como la gran encina del Escándalo, que crece en un cortijo de Abrucema, en las laderas nevadenses de Abrucema, con 8 metros de altura, un árbol al que los jóvenes subían con cuerdas y cinchos para poder varear las bellotas; o el enebro de Torre Gallarín, en Noalejo, con más de 3,5 metros de perímetro, que para esta especie es una medida extraordinaria.
En Granada, los boques de secuoyas se consideran como los más singulares de la provincia, uno en pleno corazón del Parque Natural de la Sierra de Huétor, junto al cortijo Bolones, y otro bosque de secuoyas, las más grandes, en el cortijo de la Losa, en Huéscar, pero en todas las provincias existen ejemplares de olivos que se consideran únicos. En Órgiva, olivos centenarios, algunos de ellos con más de 600 años, jalonan la ruta de los olivos centenarios, y en Íllora, los olivos lucio, con casi un milenio, la presión de asociaciones y ciudadanos, y la actuación de la finca del duque de Wellington, lograron salvar muchos de ellos que estuvieron a punto de convertirse en leña.
No sólo son historia de los pueblos y territorios, en la mayoría de los casos, por su tamaño y formas, con grandes copas que en ocasiones llegan al suelo, los árboles singulares se convierten en puntos clave para la biodiversidad, en verdaderos microhábitats dentro de los ecosistemas, ya que dan alimento a multitud de invertebrados, aves y mamíferos, aportan lo necesario para el desarrollo de organismos que forman parte de la red trófica. Es normal encontrar reptiles y micromamíferos que habitan en las oquedades de los troncos, hongos en sus raíces, invertebrados asociados a troncos y ramas; aves que anidan en sus copas, y un sinfín de insectos que aunque se pueden convertir en plagas, en una proporción sostenible, aportan beneficios a la mayoría de los habitantes de este particular hábitat, en el que crecen otras muchas plantas, especies asociadas que aprovechan sombra, insectos para la polinización, nutrientes, y refugio contra las inclemencias meteorológicas, e incluso impide que se las coman cabras y ovejas.
En el Día Internacional del Árbol, no olvidemos los árboles singulares, elementos clave para el paisaje y la supervivencia de las especies del bosque mediterráneo.
Un árbol es considerado singular cuando destaca del resto de los ejemplares de su misma especie, bien sea por adoptar una forma poco habitual, tener una avanzada edad, poseer dimensiones excepcionales, adquirir un alto valor paisajístico, localizarse en lugares poco habituales para su especie, por su historia o tradiciones populares, o sencillamente por su rareza.
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Martin Ruiz Egaña y Javier Bienzobas (gráficos)
Inés Gallastegui | Granada
David S. Olabarri y Lidia Carvajal
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