Entre La Peza y Quéntar, un humilde cauce protagoniza uno de los espacios fluviales con mayor biodiversidad del entorno de Granada | El río Aguas Blancas alimenta ecosistemas protegidos y aplaca la sed de la ciudad
Juan Enrique Gómez y Merche S. Calle
Sábado, 31 de agosto 2019, 20:01
Nadan entre las rojas y finas raíces de los álamos cubiertas por el agua de la ribera. Son pequeños cangrejos autóctonos, Austropotamobius pallipes, que vuelven a ocupar territorios en los que habían desaparecido por completo a causa de la pesca incontrolada, el deterioro de la salud de las aguas y la presencia de una especie exótica, el cangrejo rojo, o cangrejo americano, que porta un hongo letal para el cangrejo ibérico. En el lecho del río remueven los residuos en busca de alimento y cumplen con su misión de limpiar el cauce, de eliminar detritus y materia orgánica acumulada entre piedras y limos. Están en un umbrío paraje del río Aguas Blancas, sobre los cerros de Quéntar. Estos cangrejos, que pueden considerarse los nuevos conquistadores, nacieron y se convirtieron en individuos juveniles en el Centro de Reproducción y Cría del Cangrejo Autóctono de Río de la Ermita, dependiente de la Junta de Andalucía, en la sierra de Huétor y fueron introducidos en determinados puntos del río para iniciar su expansión. Nadan junto a trucha común, la especie autóctona también reintroducida, que aprovecha la quietud de los remansos para esperar la llegada de larvas de insectos a las que dar caza, mientras en la superficie sobrevuelan los caballitos del diablo, Calopteryx virgo, conocida como bella dama, que hace solo unas semanas dejaron su fase larvaria acuática en el fondo del cauce y comenzaron su vida aérea y terrestre.
Son parte de la rica biodiversidad que habita las riberas y el entorno del río Aguas Blancas, un cauce de media montaña, humilde en longitud y caudal, que riega un espacio de alto valor ecológico, catalogado como Zona de Especial Conservación (ZEC) de la Unión Europea, para la protección de la biodiversidad. Un territorio, situado entre La Peza y la presa del embalse de Quéntar, que forma parte del extremo noroeste de Sierra Nevada y se extiende hacia la sierra de Huétor al norte y la ciudad al oeste. El espacio protegido, que forma parte de la Red Natura 2000, no solo es el río y sus riberas, sino que se extiende 3 kilómetros a cada lado del cauce.
Las rocas porosas de las estribaciones de Sierra Nevada y su orla calcárea filtran el agua de la lluvia y el deshielo, que caminan por cursos subterráneos y escorrentías hasta aflorar en múltiples arroyos y manantiales que se unen en el espacio protegido, que con solo 4 kilómetros de recorrido hasta el embalse de Quéntar (seis si se le añade el Arroyo de Tocón), aporta tal cantidad de agua que cubre una parte importante de las necesidades de la ciudad de Granada y su entorno metropolitano.
La singularidad del espacio natural que se denomina Barrancos del Río Aguas Blancas, se aprecia desde la presa del embalse de Quéntar. Sobre la tranquila lámina de agua, se alzan las cumbres de los cerros y aristas de pronunciados cortados que antes de ser cubiertos por el líquido embalsado, formaban profundas cerradas bajo las que discurría el río en su camino hacia la desembocadura en el Genil. El agua refleja los tajos y crea paisajes que dan una idea de lo que la naturaleza esconde en la cabecera de este río que baja desde las proximidades de La Peza, donde recoge las aguas del Arroyo de Tocón y desciende oculto entre cerros y un denso bosque de ribera en el que se conservan espacios de vegetación original, relacionados con otros de repoblación (muchos de ellos recuperados tras un gran incendio en 1999), parajes con saltos de agua, zonas donde confluyen las surgencias de fuentes y manantiales como el de Los Trucheros, un punto de especial belleza situado junto a la carretera a solo 4 kilómetros de la presa, coto de pesca y el lugar donde es posible observar el interior del bosque de ribera, un verdadero refugio para numerosas especies de flora y fauna, entre las que se encuentran el sapo partero bético y los minúsculos caracolillos de agua dulce, endémicos de Granada, Orculella baleárica. En el entorno del río afloran espacios de matorral y rocas dolomíticas de altísimo valor botánico, donde crecen especies tan exclusivas como Rothmaleria granatensis. Es también un territorio con una gran diversidad de aves, desde las grandes rapaces como el águila real, buitre leonado y halcón peregrino, hasta las pequeñas aves forestales, herrerillos, carboneros, pinzones y habitantes de las riberas, como el martín pescador, e incluso el escaso mirlo acuático.
Aguas blancas es un cauce modelo de río de la media montaña nevadense, aglutinador de lluvias y deshielo, un eje ecológico entre zonas de roquedos, bosques y secanos que ofrece beneficios ecosistémicos tan importantes como paliar la sed de la ciudad.
Un espacio protegido
El cauce y entorno del río Aguas Blancas entre el embalse y las inmediaciones de La Peza se encuentra protegido por tratarse de un territorio protegido como ZEPA por su alto valor ecológico.
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