Lunes, 4 de marzo 2019, 18:43
Desde el cauce de la acequia llega un ronroneo constante, en ocasiones brusco. Procede de una abultada masa de color ocre y verde que genera movimientos ondulantes en la lámina de agua. Es un grupo de sapos comunes machos que intentan unirse en una cópula ... que en los anfibios se denomina amplexus. Lo hacen en el interior de la Acequia del Tercio, la derivación de la Acequia Real de la Alhambra que entra en las huertas y jardines del generalife.
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Las cópulas de los sapos comunes, Bufo spinosus, se han retrasado este año. La ausencia de lluvias ha provocado que los sapos hayan tardado más en salir de su letargo invernal y, por tanto, no pudieron comenzar sus apareamientos desde mediados de enero que es su fecha habitual. Ahora, ya entrado el mes de marzo, los amplexus se suceden en numerosos puntos de la acequia y en las albercas y estanques de la Alhambra y el Carmen de los Mártires.
Los sapos de la Alhambra, denominados como 'sapos nazaries' cuando hace unos años fueron objeto de programas de cuidados y reitroducción en esta zona (reportaje de IDEAL del 15 de julio de 2014) han consolidado sus poblaciones y han vuelto a formar parte de la fauna del Cerro del Sol y la colina de Santa Elena, gracias a los esfuerzos de la Sociedad Granadina de Herpetología y a numerosos voluntarios que, cada año, colaboran en el mantenimiento y cuidado de los anfibios, como los alumnos de las Escuelas del Ave María, que colocan carteles a lo largo de las acequias para dar a conocer la presencia de los sapos y pedir a los visitantes que no dejen a sus perros que caminen por el cauce, ya que con esa acción exterminan a una gran parte de los anfibios de esta acequia, primero porque no les permiten aparearse, después porque destrozan los cordones donde se encuentran los huevos y, más tarde, matan a las larvas.
Beneficiosos
Los responsables del Patronato de la Alhambra, entendieron que los anfibios son beneficiosos para equilibrio ecológico del espacio alhambreño, ya que miles de sapillos que ya terminaron su metamorfosis se alimentan principalmente de ácaros, pulgones y hormigas y cuando crecen continúan con su dieta insectívora que amplían con arañas, saltamontes y otros insectos de tamaño medio, por lo que se han convertido en un magnífico aliado en el control de plagas. Por otra parte, estos animales son depredados por aves grandes, como garzas, garcillas y águilas culebrera y calzada. La necesidad de aguas no contaminadas, ha convertido a esta especie en una clara bioindicadora de la calidad de los ecosistemas en los que habita, por lo que también aporta datos a los científicos sobre la calidad ambiental de los cursos de agua.
Reportaje sobre la vuelta de los sapos comunes a los cauces de las acequias de la Alhambra, vídeo y fotos en Waste Magazine
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