Ángel Mengíbar
Jueves, 30 de mayo 2024, 21:19
En el Corpus de Granada las tradiciones de tronío se dan la mano. Por las casetas del 'Real' de Almanjáyar desfilan músicos, artistas y jóvenes promesas con una carrera prometedora. Es el caso de Pablo Fernández, un adolescente que sueña con ser torero desde que ... tenía uso de razón. En su corta carrera ya apunta maneras tras vencer este año en el certamen de tentaderos para novilleros de la Fundación Toro de Lidia celebrado en Alcudia de Guadix. Un talento que los caseteros no quieren dejarlo pasar por alto.
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La caseta El Tronío ha apadrinado al joven diestro maracenero de 16 años durante la semana grande de la capital. Acompañado por su maestro Luis Enamorado y su familia, Fernández ha recibido el apoyo de los socios con la financiación de su traje traje luces. «Es un orgullo muy grande. Nunca me había pasado algo parecido y agradezco cualquier ayuda. La tauromaquia está muy difícil, pero mi sueño es ser torero», indica el propio novillero a IDEAL.
Miembro de la Escuela Taurina de Atarfe, Pablo se prepara para debutar en una novillada el próximo mes de junio. También tiene agendada una becerrada en la localidad jienense de Castellar. Sus primeras citas en las que nada debe fallar. «Tanto mi mentor Luis como el maestro 'El Fandi' me están guiando en mis inicios. Me enseñan a mejorar y estoy encantado con ellos. Ojalá poder llegar y dedicarme a esto de manera profesional», confiesa.
Para sellar el lazo con El Tronío el joven diestro alza su catavino. Los socios de la caseta lo someten a un bautizo de manzanilla, un clásico que no puede faltar en el Corpus y que da comienzo a un compromiso con la futura trayectoria del granadino. «Creemos en el arte de Pablo Fernández y queremos apoyarle. Desde El Tronío agradecemos a nuestras empresas asociadas Gecofisa SLP, Devitro Europa, Jetskiclub Torre del Mar, Perfumerías Agatha y Manufacturas Plásticas Vílchez por sus aportaciones», expresa la presidenta Estefanía Agea.
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Para celebrarlo, el novillero no podía abandonar el ferial sin dar muestras de su arte. Capote en mano, salió a la calle La Caña para realizar unas pasadas ante la mirada de los miembros de la caseta y del público en general entre coches de caballos y trajes de flamenca. Un porte digno de orejas y rabo por el futuro del toreo granadino.
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