Una dulce despedida de Corpus

Adiós a la fiesta y a la soltería. El último día de Corpus es también el último de libertad de Raúl. Se casará con su chica en agosto, pero sus amigos le han preparado su despedida en la feria de Granada. Para la ocasión, luce un traje de flamenca rosa con lunares negros. «Venimos de Cuenca a pasar el fin de semana. Nos encanta el Corpus, el ambiente, la gente...». Y también Granada. ¿Cómo no? «He venido cien veces y volvería otras cien». No desentona el novio. Enhorabuena a la afortunada.

Continúo por el recinto cuando, de repente, avisto a Edward Norton entrando en La Rebotica. Se ve que se ha cansado de los brillos de Hollywood y ha venido a desquitarse al albero de Almanjáyar. A ver, un momento. Un poco de calma. Lo más probable es que mi vista miope me la haya jugado otra vez y no se trate del bueno de Eddy, sino de Edu, el de Albolote. Por si acaso, entro sin dilación en La Exploraora para no llevarme una leche. Última regla del club.

El reggeaton retumba al ritmo que marcan los 'scouts'. Ya no asan nubes al calor de la hoguera bajo la luna llena del estado de Mississippi (lo he escrito sin mirar en Google). Ahora los exploradores prefieren regar el Corpus con rebujito para que la feria crezca sana y salva otro año más. Xisco pincha el siguiente tema mientras se mentaliza para 2023. «Mañana -desgraciadamente, este domingo- tocará volver a lo de siempre. Me lo he pasado genial este Corpus. Que llegue rápido el próximo». Su pretemporada ha empezado antes del final de Liga. Como los equipos de media tabla.

Todo lo que importa es llegar al Corpus del año que viene con buen pie. Así lo hace un operario del alumbrado subido a su grúa. «¿Ya estáis desmontando?», preguntan (en realidad, soy yo). «Todavía no. Es que se ha fundido». Hay una luz que nunca se apaga. Más allá de los Smiths, prefiero al Corpus de Granada. Nos vemos en 2023.