Feria de Granada

Leche de pantera o cómo ponerse firme en el Corpus

La Legión también tiene su hueco en el Corpus de Granada. La caseta El Farol/Estaría de Dios ha celebrado su tradicional desfile legionario como reconocimiento al cuerpo y ha degustado su bebida más característica: la leche de pantera. Toda una bomba para ponerse firme en la feria sin necesidad de ningún toque de corneta.

La lluvia hace que las casetas de la feria se conviertan en inmejorables refugios donde pasar la tarde hasta que escampe. En el caso de El Farol/Estaría de Dios, más bien parece un barracón militar. Las camisas verdes y los chapiris de la Legión sustituyen los sombreros cordobeses y los trajes de corto que poblan el resto del ferial. Aficionados y amantes del célebre cuerpo están listos para desfilar por un tablao, pero primero toca preparar su mágico elixir.

«La leche de pantera es una bebida muy especial. Se ha convertido en una tradición de nuestra feria después de treinta y tantos años haciendo la degustación. Supone nuestro pequeño homenaje a la Legión. Un cuerpo de nuestras Fuerzas Armadas muy comprometido con nuestro país», comenta Manuel Mañas, un aficionado de la Legión y miembro de la caseta, a IDEAL.

No le falta detalle en su indumentaria. Pasaría por legionario si hubiera añadido un par de tatuajes en su brazo. Al menos, el legendario 'Amor de madre', santo y seña de aquellos que cantan su amorío con la muerte. Pocos metros detrás suya aparece Segundo, el maestro de ceremonias y legionario retirado. Entrado en la sesentena, Segundo conoce la receta de la leche de pantera a la perfección. Ginebra, coñac y leche condensada. Un dulce cargado de pólvora.

«¡Que no se olvide el hielo! Se toma frío», apunta Segundo. Junto al teniente coronel Antonio Vílchez y otros veteranos de El Farol, Segundo va abriendo unos cinco o seis botes de leche merengada y otras cinco o seis botellas de alcohol. Todo irá a parar a una gran orza de que se servirán cientos de vasos de leche de pantera.

La caseta se amontona alrededor de los legionarios. Todo un ritual que finaliza con la aprobación de Segundo tras un pequeño sorbo. Está en su punto. Momento que aprovecha el corneta para iniciar el desfile. Suena el himno de España y, por supuesto, el de la Legión. Participan una decena de legionarios. Unos de verdad, otros de pega, pero la emoción es la misma. «¡Viva la Legión, viva el rey y viva España!», chilla la caseta. Tan sólo falta la cabra. La pantera se bebe a litros y a ritmo de marcha imperial en el Corpus de Granada.

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